1. EN BRAZOS DE LA MUJER MADURA


    Fecha: 20/07/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: moltsuau, Fuente: xHamster

    EN BRAZOS DE LA MUJER MADURAbasado en un encuentro realEs pleno agosto en la ciudad, un calor terrorífico maximizado por un mediodía especialmente soledado, dos y media y cierro la tienda, pensando en la ducha de agua fria que me voy a dar, fria por dos razones, una obvia por el calor, y otra por la calentura que me da el verano, las mujeres y sus ropitas inexistentes y el hecho de no llevar ropa interior puesto que no tengo la costumbre (de eso ya hablaremos en otros relatos).Ando calle abajo sudando mares, con la camiseta pegada al cuerpo, con los huevos pegados a la entrepierna y con el calor de los pantalones abrasándome la polla, que atiende a razones y se pone como me gusta a mí, morcillonilla, ideal para andar por la calle. Sí, soy un poco sátiro provocador, pero no se crean, queridos lectores, sea verano o sea invierno, uno podría mostrarles un rabo enhiesto en to-los-morros y muchas ni se percatarían.Paso por delante de la cafetería y mientras saludo a un cliente me fijo en que una mujer, sentada tomando algo en la terracita, nos está mirando. En una primera instancia no me fijo exactamante qué o a quien fija la mirada, es cuando sigo mi camino, pasando delante de ella, que me doy cuenta de la realidad. Edad avanzada, pondremos sesenta y bastantes por no decir setenta, algo más que una mujer madura a juzgar por las arrugas y el gris blanco de su pelo, muy corto, algo rizado diría yo pero muy corto en toda su cabeza. Unas orejas redondas y dimitnutas, mejillas algo ...
    ... carnosas con unos bonitos pómulos algo salientes. Lleva un vestido de verano de color pardo, ni ajustado ni holgado, pero fresco, tirantes, falda corta, bonitas piernas a la vista y zapatos a juego. Esconde sus ojos tras unas gafas de hombre con cristal de espejo, y es gracias al reflejo de esos cristales, los cuales veo seguir mi andar, que me voy cuenta de que a quien mira es a mí.Está claro que sigue siendo una señora preciosa a su edad, y que ella se siente bonita. Está más claro aún que cuarenta años atrás sería una mujer despampanante. Igualmente está claro que está en el mercado, o al menos que a ella le gusta pensar que así es, y que no tiene porqué esconderse si quiere lanzar sus olores al aire. Piernas cruzadas, manos en el rezgazo, mirada altiva y fija, semblante tranquilo. Por dios! esta mujer tiene una temperatura sexual descomunal!Lejos de esconder mi cabeza en un agujero (táctica avestruz, que es lo que haría el yo puro) decido lanzarme al vacío y le mantengo la mirada. Yo también llevo gafas de sol, camiseta negra y bermudas anchas del mismo color. La verdad es que no pienso si me está mirando el paquete, simplemente pienso en no ser el primero que retira la mirada en este lance. Detrás de mis gafas de sol me siento más seguro, ella no sabe lo que miro, pero sabe que la miro a ella. Tres segundos, cuatro a lo mejor, interminables, hasta que gira la cabeza, como agachándola... ningún gesto en su cara, ningún movimiento de brazos ni piernas, simplemente se ha dado ...
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