Memorias de un felador "El amante de mi amiga"
Fecha: 02/06/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Continúo con el relato de mis aventuras, esta vez les contaré lo que me sucedió el año pasado. Mi amiga María (nombre ficticio) estaba teniendo un affaire fuera de su matrimonio. El chamo: Horacio; de unos treinta años aproximadamente, estatura mediana, piel morena, fibroso, de anteojos y con una sonrisa pícara. Era semana santa y no teníamos planes, así que quedamos en reunirnos en la casa de Víctor, un amigo en común. Cada quien llevó una botella de ron y cosas para picar, éramos solo cuatro personas: María, Horacio, Víctor y yo. A medida que pasaba la velada cantamos karaoke, bailamos, hablamos, en fin; nos estábamos divirtiendo. Llegada la media noche nos pusimos a jugar charadas y "cultura chupística" (Ese es un juego venezolano, donde alguien dice una categoría y todos los jugadores deben decir un ítem relacionado con esa categoría, sin repetir ni tardar mucho tiempo, pues la penitencia es un shoot de trago). Horacio era muy torpe para el juego, por lo que tomaba más que nosotros y el alcohol hacía efecto sobre él, yo estaba "sabrosito", así denominamos aquí a ese estado que bordea la borrachera, sin llegar a serlo. Y cuando estoy así aflora mi lado más perra, además le había puesto el ojo a Horacio desde su llegada, pero por respeto a mi amiga me contenía; sin embargo, el alcohol había borrado mis prejuicios. María también estaba perdiendo y a mitad de juego tuvo que pararse para ir a vomitar, allí decidimos parar y preparar comida y así aguantar el resto de la noche, ...
... como a mí no se me da la cocina y María quería congraciarse con Horacio, Víctor y ella se fueron a la cocina, Horacio y yo quedamos en la sala. Puse regguetón y empecé a bailar solo, meneándome como puta, movía mi trasero que es bien prominente, atributo de mi descendencia negra, Horacio me miró y con una sonrisa dijo: "Verga, te mueves mejor que una jeva". Esa frase fue la llave que abrió la puerta a mi morbo. Él quiso cambiar de canción, fue a la computadora, yo haciéndome el molesto me acerqué para ver qué iba a poner, mientras él tecleaba en you tube, yo me le puse al lado y como ambos estábamos de pie, mis dedos rozaron sutilmente su bulto. Yo estaba súper nervioso, la adrenalina me vibraba el corazón, estaba atento a una reacción negativa, pero como no puso mayor resistencia, me arriesgué mucho más y el roce se convirtió en una apretada de bulto. Sentía como su paquete se crecía entre mis manos, bajé su cremallera, metí mi mano dentro del pantalón y empecé a masajearle el pene, que chorreaba una cantidad considerable de precum, eso me volvió loco, saqué mis manos y chupé mis dedos, él me miraba y sonreía: "Qué perra eres", me dijo. "No has visto nada" le espeté. Saqué su miembro a través de la cremallera, una herramienta hermosa, derechita, venosa, gruesa, de unos 16 cms aproximadamente. Yo empecé a lamer con suavidad, Horacio dejó escapar un quejido estridente, afortunadamente la música lo había ahogado. Me metí su pene en mi boca y lo devoré como si fuera una chupeta, ...