Un Encuentro Espontáneo
Fecha: 17/03/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Se llamaba Bianca y desde hacía meses la veía siempre en el mismo sitio cuando terminaba de trabajar.
Un día de verano no pude con la tentación y la saludé. Como no iba hacerlo si día tras día me sonreía cuando pasaba junto a ella.
No se sorprendió en absoluto y mientras me presentaba y nos dábamos dos besos, pude notar al pegarse más de la cuenta a mí, que no llevaba sujetador debajo de la camiseta de tirantes.
Era bastante obvio y ya lo había adivinado, pero me pareció demasiado fuerte mirarle los pechos directamente mientras me acercaba a ella.
Me agradó mucho la frescura con la que se fue desarrollando la conversación que fluía de forma natural hasta que en un momento dado se me ocurrió sugerirle que nos tomáramos algo en la cafetería que teníamos al lado.
No dijo que no, es más, pareció encantada y mientras caminaba delante de mí, no pude evitar, ahora sí, fijarme bien en el vaivén a un lado y otro de sus pechos. Me iba a costar mucho centrarme…
Al rato y tras una larga y divertida conversación y alguna que otra pillada infraganti mirando su escote, me preguntó con toda la naturalidad del mundo, que si me gustaba lo que veía.
Por su mirada supe que no se ofendería si decía la verdad, es más, creo que me estaba retando a ir más allá y por una vez, decidí arriesgar.
─ Bianca, no sé si puedes imaginar lo que para un hombre supone ver un cuerpo como el tuyo. No es descortesía, es puro fuego, pasión y desenfreno. Es dejar volar a la imaginación y ...
... abandonarte a los impulsos más primitivos esperando que con ello, podamos colmar de placer tanto tu cuerpo como el mío.
Semejante cursilería me salió sin más y cuando creí que o se partiría de risa o me partiría la cara, se acercó a mí sin dejar de mirarme con profundidad y cogiéndome del mentón, introdujo su lengua húmeda en mi boca sin ningún reparo.
Sin mediar palabra, fuimos al hotel de enfrente y mientras me registraba en recepción Bianca me miraba con lujuria. He de confesar que me llegó a asustar la posibilidad de no estar a la altura de las circunstancias. No sonreía, tenía los ojos entornados, la boca semiabierta y los labios mojados. El aire acondicionado hizo que sus pezones se endurecieran lo que produjo un efecto demoledor en su ajustada camiseta. Ahora sí que me fijé sin el más mínimo pudor y fui consciente del volumen y el peso de sus tetas que por un efecto irracional, se sostenían ingrávidas mirando hacia arriba.
Mi imaginación volaba y solo deseaba introducir mi mano por una manga y abarcar todo un seno suave y turgente mientras que con la otra despejaría su cuello y lo mordería sin piedad…..
El volumen de sus peras, se insinuaba en los lados de la camiseta junto a los tirantes y al trasluz, adiviné su culo y su entrepierna debajo de la falda volada.
─ ¿Llevará bragas? - Pensé para mis adentros.
Deseaba que no y que no estuviera depilada. Me encanta bucear en el coño de una mujer con bello, corto, pero presente al fin y al cabo.
En el ...