1. Qué mujer


    Fecha: 04/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... estado de hinchazón bestial.
    
    Llaman a la puerta, ¿quién puede ser? Ella se pone un albornoz del hotel y sale a abrir, poco después entra sin mediar palabra, se desviste de nuevo y agarra de nuevo mi herramienta, poco a poco mis manos también se deslizan por su cuerpo, su piel suave responde a mis caricias, noto cómo al pasar la mano su cuerpo se estremece, agarro sus pechos, no caben en mis manos y los masajeo suavemente, los pezones se endurecen y levantan desafiando la ley de la gravedad, aplico mis labios sobre ellos y un leve gemido sale de su garganta, me pide por favor que pare y me meta en la bañera a lo que atiendo solícitamente, me mantiene en pie y de espaldas a ella, noto como también entra en la bañera y se aprieta a mi espalda, sus pechos rozan mi espalda y mientras tanto con sus manos enjabona mi pecho, mi vientre, mi virilidad, estoy en la gloria, es una experta sensaciones placenteras recorren todo mi cuerpo.
    
    Me abandono a sus suaves caricias y consigue llevarme a un punto de placer que antes no había experimentado nunca, poco después llena mis manos de jabón y me invita a que al igual que ha hecho ella conmigo la limpie, nervioso por la circunstancia comienzo un suave masaje en su espalda, que recorro de arriba a abajo, mis manos se desplazan a su pecho que aprovecho para estrujar y masajear con fuerza, me deslizo por su vientre y enjabono su cuidada mata de pelo, la espuma se desliza por su entrepierna y mis manos buscan su orificio, está mojado de ...
    ... sus jugos y el jabón, mis dedos se deslizan con facilidad, casi sin tocar su piel, abro sus labios y llego hasta su clítoris, grande y hinchado, suavemente acaricio el botón y noto cómo espasmos de placer hacen que su cuerpo tiemble un poco, mis dedos no se detienen y circulan por su cuerpo, los espasmos se suceden uno detrás de otro y finalmente llega al orgasmo, un orgasmo largo y profundo, gemidos de placer salen de su garganta, al rato se relaja y finalmente procedemos a finalizar nuestro baño.
    
    Salimos a la habitación sin secarnos, nuestros cuerpos húmedos brillan al sol que entra por las ventanas, la tarde es fantástica y promete mucho más, en la mesa veo el fruto de sus llamadas de teléfono, un bol de fresas con nata y una botella de cava, ella se tiende en la cama y me mira con ojos lujuriosos, no adivino sus intenciones hasta que llevándose una cucharada de nata hacia los pechos me dice, ahora te invito a merendar, llena sus senos y su sexo con la nata y yo me dispongo a comer ese delicioso manjar, mi lengua lame su piel comiendo y sorbiendo, sus pezones se ponen duros como piedras mientras los mordisqueo y chupo, recorro toda su anatomía y ella se retuerce de placer.
    
    Mi boca no para de trabajar, llego hasta su sexo y hundo mi cara en la nata de su entrepierna y noto cómo en su delicado orificio ha colocado una fresa, intento cogerla con mis labios y con mi lengua, no lo consigo, lo que sí consigo es llevar a mi pareja a un estado de paroxismo que hacía tiempo no ...