Blablacar Sexual
Fecha: 29/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: annie99, Fuente: RelatosEróticos
Antes de contar mi experiencia (la primera experiencia morbosa que he tenido en mi vida) me describiré físicamente como he visto que hacen en otros relatos. Mi nombre es Annie (evidentemente no es mi nombre auténtico y la utilizo para proteger mi identidad) y soy una chica de 21 años, pequeña, delgada, pelirroja y de piel blanca. Soy de Madrid y en mi último año de Universidad decidí hacerlo fuera y opté por la Universidad de Málaga. Una experiencia que nunca olvidare entre otros motivos por el relato que estoy a punto de contarles. Como dije anteriormente, nunca había vivido una situación así y solo de pensar en ella me pongo tan cachonda que no se si aguantare mis ganas de tocarme.
Todo sucedió el verano pasado, cuando las restricciones por el Covid se cancelaron y pude regresar a Madrid de nuevo desde Málaga optando por ir en Blablacar por ser la opción más barata y rápida. Como podréis imaginar, el confinamiento fue fatal para mi vida sexual y el satisfayer no sustituye algunas necesidades así que en el momento en el que sucede toda esta historia hacía tiempo que no disfrutaba de un buen polvo. Y aunque soy usuaria regular de esta aplicación y me ha tocado viajar con chicos que me parecían monos, nunca me pude imaginar que mi mejor experiencia sexual fuera a ser con un hombre que me doblaba la edad.
Total que el día del viaje acudí donde habíamos quedado. El hombre con el que quedé era más bien normalito, un hombre de unos cuarenta y tantos de pelo oscuro y algunas ...
... canas, de un metro setenta y tantos y su cuerpo estaba bien pese a tener barriga cervecera. Era en definitiva un auténtico hombre de campo, fuerte y rudo. Aunque si por algo destacaba era por su paquete... quizás era por los pantaloncillos de deporte que le marcaban demasiado (después comprobaría que no) pero nunca había visto algo que se marcara tanto y de ese tamaño. Rápidamente aparté la mirada y con su ayuda metí mi equipaje en su coche.
Durante el viaje, que iba a ser de unas 5 horas, hablamos de mis estudios, de su trabajo, de la pandemia... y sinceramente me alegraba de ello puesto que al estar sentado se le marcaba aún más su enorme paquete y yo podía echar miraditas rápidas aunque temía un poco de que se diera cuenta. Así me pase gran parte del viaje, hablando y mirando de reojo, mientras me iba sintiendo cada vez más acalorada... hasta el punto de tener que abrir totalmente la ventanilla.
A medio trayecto, me dijo que pararía en la siguiente gasolinera porque tenía que ir al servicio y me preguntó si yo tenía ganas también. La verdad es que no tenía muchas ganas, pero sabía que era un viaje largo y me daba pudor tener que hacerlo parar dos veces así que le respondí que sí. Una vez encontramos la primera estación de servicio, aparcamos y nos bajamos.
He de decir que los servicios eran exteriores puesto que en otro tipo de servicios nunca se me hubiera ocurrido hacer la que hice. Así que una vez él entró al servicio de caballeros, decidí colarme y ver con mi ...