1. Marisa me visita


    Fecha: 02/05/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El caso es que Marisa había sido invitada a una boda dentro de un par de semanas, y me dijo que no tenía dinero para comprar un vestido. Le dije que no tenía necesidad de hacerlo, que con gusto yo le prestaría uno, después de todo somos prácticamente de la misma talla.
    
    Acordamos que iría a mi casa a desayunar el jueves, ya que ese día Mauricio, mi marido, saldría de la ciudad por motivos de trabajo desde el miércoles.
    
    Marisa llego puntualmente a la cita a mi casa; desayunamos, platicamos sobre mil temas, especialmente la boda a la que le habían invitado, etc. Subimos a mi habitación prácticamente una hora después del desayuno, e inmediatamente saqué los vestidos de largo que calculé podrían quedarle bien. No eran muchos, pero eran suficientes para que ella escogiera alguno.
    
    Le sugerí que para que no estuviera batallando se quedara en pantys, así no perdería tiempo en probar un vestido de tras de otro. Ella accedió, pues le sonaba muy lógico. En verdad les digo que mi recomendación no iba con otra intención. ¡Ni pensarlo!, yo seguía con algo de temor después de nuestra experiencia anterior.
    
    Marisa se probo un vestido rojo, de hecho uno de mis favoritos, y note que le quedaba muy bien, tan bien que me dio envidia. Llegue a dudar que a mi me cerrara, así que le dije;
    
    - También me lo voy a probar yo, me preocupa que haya subido de peso y no quede ya.
    
    En cuanto Marisa se saco el vestido me lo paso, yo ya estaba en la misma desnudes que ella (solo en pantys), me ...
    ... probé la prenda y ¡sorpresa!, me quedo magníficamente, en serio que me emocione tanto que le dije a mi amiga que ese era el indicado para lo luciera durante la boda. Hecho esto me senté en la cama mientras ella ponía el vestido en un gancho y lo metía en la bolsa protectora. Cuando termino lo hizo a un lado y se sentó junto a mi y me dijo:
    
    - Angélica eres la mejor amiga del mundo, mil gracias por ayudarme a con tu guardarropa.
    
    Acto seguido me dio un abrazo. Pude sentir la suavidad de sus pechos junto sobre mi cuerpo. Inmediatamente llegaron a mi cabeza las imágenes que guardaba de nuestro encuentro en el tapanco de su restaurante. Acerco sus labios a los míos y me beso. Una corriente eléctrica recorrió mi espalda y mi reacción no se hizo esperar, respondí al beso con la misma intensidad, y nos dejamos caer en la cama. Ahí estábamos las dos; abrazadas, besándonos los labios sin más prendas que nuestras pantys y zapatos.
    
    Fue en ese momento cuando me di cuenta lo mucho que anhelaba estar así con Marisa; sentir su piel, su aroma, sus manos. Ella separo sus labios, pero no su rostro del mío, y me pregunto:
    
    - Creo que por pena de las dos, no hemos comentado nada de lo que paso en el tapanco. Me gustaría saber que te quedaste pensando de mi después de eso.
    
    Pasaron mil cosas por mi cabeza, pero mi respuesta no se hizo esperar:
    
    -Me encanto. Siento algo de pena, pero en verdad que muy lindo estar así contigo. Ahora estoy nuevamente temerosa, pero no me importa porque ...
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