Sin medias tintas
Fecha: 10/05/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Habíamos soñado muchas veces con recorrer Sevilla, o Valencia, los dos solos, durante horas. Era un buen momento para hacerlo, pero también podríamos hacerlo mañana. Le había hablado de la estupenda terraza que tenía en mi apartamento, y le ofrecí tomarnos una última copa allí. Mucho mejor que en la terraza de cualquier otro bar. Podríamos ver la luz de la luna mucho más cerca, más solos... Hablar de lo que quisiéramos, hacer lo que quisiéramos.
Me dio otro beso y fuimos hacia mi apartamento recorriendo las maravillosas calles del centro. Eran sólo diez minutos de paseo, diez minutos que paseamos abrazados, dedicándole las risas a una noche que ya estaba siendo inolvidable.
Cuando entramos dejé de inmediato el bolso en la mesa, y le quité la chaqueta. "¿Ya me quieres desvestir?". Volvimos a reír. "Siéntate, que yo te sirvo, eres mi invitado". "No puedo permitir eso". "Por favor". Y ese por favor, con voz suave y mirándole a los ojos, lo convenció. Me di la vuelta, me acerqué a la cocina, y saqué dos copas y una botella que había comprado, siempre tan organizada... Abrí la botella, mientras él hablaba de ya no recuerdo bien el qué, puse un poco en una copa, un poco en la otra, y fui consciente de que su voz sonaba cada vez más cerca. Cuando quise tapar la botella, sentí su respiración muy cerca, en mi espalda. Posó sus manos encima de la cocina, cerrando mi capacidad de movimiento, y me preguntó si estaba segura de querer ya esa copa. Después puso sus manos en mi ...
... cintura. "Martín...".
Mi risa nerviosa hizo de las suyas. Me cogió con fuerza y me giró, para vernos frente a frente, para mirarnos fijamente como si no hubiera nada más en el mundo. Yo estaba apoyada en la cocina, mis piernas nerviosas necesitaban un punto de apoyo. Mis manos, negándose a que aquello estuviera pasando, a que aquella amistad fuera en realidad una pasión escondida, ayudaban también a mi cuerpo a sostenerse. Martín no apartaba sus manos de mi cintura, y sus labios y los míos volvieron a encontrarse otra vez muy fácil, haciendo que mis brazos no pudieran evitar abrazarlo alrededor de su cuello cuando él decidió besar el mío, aquel lado que había dejado descubierto por mi pelo. Le cogí la cara con fuerzas para volver a besarle la boca, y fue entonces cuando él me cogió con más fuerza y sentí cómo estaba realmente excitado... Me sentó en la cocina, empujando una de las copas, a la que ninguno le hicimos caso. Era imposible. Ahí ya no me importaba que el vestido marcara cada detalle de mis pechos, incluso me gustaba, sobre todo cuando él bajó los tirantes, dejando al descubierto y besando aquella excitación.
Yo no podía parar de suspirar, mi respiración estaba realmente acelerada. Bajé una de mis manos para sentir sus ganas, y las acaricié, las fui acariciando más fuerte mientras su lengua seguía entretenida entre mi cuello y mis pechos. "Llévame a la cama". Se lo dije casi suplicando, no podía contenerme más. Me abrazó y en segundos nos trasladamos de lugar, no ...