Algunos menonitas también saben como divertirse
Fecha: 06/06/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: capicapicapicapi, Fuente: SexoSinTabues
... cosas en el refrigerador que hay en el garaje. Peter me regaló unos quesos, muy buenos por cierto. Les dije en que cuarto podía dormir cada uno pero decidieron que querían dormir juntos. Tenía comida china en casa y adelantamos la cena. El pequeño casi no hablaba y Cornelius de vez en cuando me hacía preguntas. Salí a fumar después de comer, el pequeño se quedó en la sala mirando tv y Cornelius me pidió un cigarrillo –Supongo que tienes permiso de tu padre– le dije mientras le daba un cigarro –Sí, no hay problema en eso– –¿Cuántos idiomas sabes?– –4 con el español– –Que bien– –¿Le gustan los idiomas?– –Realmente no, sólo era curiosidad– –Si gusta puede preguntarme lo que sea, ya me he acostumbrado a que sientan curiosidad por nuestra cultura y me hagan muchas preguntas, más cuando me escuchan hablando en otro idioma con Juan– –¿Siempre llevas a Juan contigo?– –Sí, son de las pocas órdenes que da mi madre– –Hay que obedecerla para que no se enoje ¿podemos usar la regadera para bañarnos?– –Sí claro, adelante. – Con la pura mirada le dijo a Juan que lo siguiera y se fue al piso de arriba. Escuché un par de risas, yo iba a salir y me acerqué al cuarto, se me hizo curioso que no cerraran la puerta, tenían su pequeña maleta arriba de la cama, salía vapor del baño y de igual manera la puerta del baño estaba abierta –¿Cornelius?– –Diga Capi ¿Qué pasa?– –Voy a salir un momento pero se quedan en su casa ¿hay algo que necesiten?– les dije desde la puerta sin meterme a interrumpir la ...
... privacidad, él asomó la cabeza y parte del torso –Estamos bien, muchas gracias– –Regreso más tarde– le dije y bajé las escaleras Cuando ya había llegado al piso de abajo escuché que gritó –¿Vas a algún bar?– Voltee hacia arriba y lo miré en el barandal, estaba mojado y envuelto en una toalla, su cuerpo era delgado pero marcado, quizá por el ejercicio del campo, sus pies eran muy peludos a diferencia de sus brazos casi lampiños y una pequeña línea de vellos que bajaba del ombligo y se perdía en la toalla. –No, sólo saldré un momento– –¿A visitar a una amiga?¿Una novia?– –Eso y más– le dije con tremenda sonrisa. Sintiéndome aliviado de que él ya no estuviera tan serio, aunque realmente iba a recoger unos documentos que necesitaba. Antes de regresar a casa pasé a la licorería por un par de botellas de vino tinto. Cuando llegué a casa ellos estaban sentados en la sala, sólo ahí, sin encender la luz ni la tv, apenas una lámpara. –Voy a sacar a pasear al perro ¿Quieren ir?– –Yo prefiero esperar aquí– –¿Juan quieres ir?– Cornelius le dijo una frase en otro idioma y aceptó ir, salimos un rato y el niño no dejaba de observar las casas, el cielo, los árboles. Me comentó que le gustaban los gatos. Fue poco lo que hablaba, me dijo que tenía 10 años y de igual manera hablaba los mismos idiomas que su hermano. Era un niño también delgado, con jeans y camiseta cuadrada, su cabello demasiado rubio de esos que se ven casi blancos y pues tan alto que ni parecía de 10. Cuando llegamos a casa ...