La enfermera culona y el viejo negro (Parte 2)
Fecha: 15/05/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: sexyPAWG, Fuente: CuentoRelatos
Desde ese primer encuentro, la tensión sexual entre Vanesa y Samuel no hizo sino aumentar cada vez más durante las siguientes semanas. Ya las miradas, los besos y los toqueteos se hicieron parte rutinaria de sus vidas dentro del centro de retiro.
Cada vez que Vanesa le llevaba la comida a su habitación, Samuel la “sorprendía” con un abrazo por atrás. Servir la comida se convertía en una tarea casi titánica con las grandes manos de Samuel recorriendo los senos y las caderas de Vanesa; pero a ella no le molestaba, ponía su usual sonrisa y realizaba su trabajo con lentitud para alargar el momento. Mientras lo hacía, presionaba su enorme culo contra la entrepierna de Samuel donde podía sentir como su verga se endurecía lentamente.
Lo mismo ocurría con las demás tareas, el desayuno, la cena, medirle la presión, entregarle sus medicinas, todo se había vuelto un cruce de manos donde Samuel aprovechaba para recorrer las enormes curvas de Vanesa y de vez en cuando aventurarse a darle un beso corto el cuello o una nalgada con fuerza. En los lugares públicos del centro, la cosa tomaba otra forma. Ambos rara vez se acercaban, trataban de mantener su distancia de manera que nadie en el lugar podría haber sabido que ni siquiera se conocían. Claro, sus miradas se cruzaban de vez en cuando, en los pasillos, en la sala de recreación o en el jardín; miradas acompañadas con unas sonrisas de complicidad que exteriorizan el goce que ambos sentían con sus encuentros.
Estos encuentros ...
... fugaces habían incrementado tremendamente la lívido de Vanesa. Convivía todo el día con sus deseos de masturbarse hasta el punto que interrumpía sus quehaceres cotidianos. Para lidiar con esto, decidió masturbarse continuamente con el fin de reducir sus ganas de ser follada. En su casa, iniciaba el día con una ducha larga en la cual se colocaba mirando a la pared apoyada con una mano, mientras que con la otra se metía los dedos en la panocha desde atrás.
En su mente, imaginaba que Samuel la cogía contra la pared al mismo tiempo que le apretaba los senos. Antes de irse a dormir, nuevamente daba rienda suelta a su imaginación y, echada en su cama, abría las piernas hacia arriba simulando tener encima de ella el cuerpo ancho y oscuro de Samuel que le insertaba su enorme verga; todo concluía con las sábanas mojadas y agotamiento que la llevaban al sueño rápidamente.
En el trabajo, las ganas volvían nuevamente y los encuentros con mencionado paciente no hacían más que incrementar ese deseo por tocarse. Para poder quitarse esas sensaciones, decidió masturbarse rápidamente en uno de los baños del centro. Nunca antes se le había ocurrido hacer eso, pero la situación lo ameritaba, debía hacer lo posible quitarse esos deseos y recuperar la concentración que necesitaba en su trabajo.
Aprovechaba los momentos de menor carga laboral para escaparse a uno de los baños para el personal de trabajo donde satisfacía sus deseos. Lo incómodo de lugar y la premura de tiempo la obligaron a ...