1. Todo pasó gracias a una avería en el auto


    Fecha: 24/05/2022, Categorías: Intercambios Autor: 26h_nico, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Nicolás y estoy felizmente casado con mi mujer, Verónica, tenemos cuarenta años y vivimos en Buenos Aires. Nuestra vida sexual después de 18 años de casados es un poco monótona, limitándonos a lo clásico, alternado con películas porno, Vero es una mujer clásica en cuanto al sexo, si no la provocas se puede tirar semanas o meses sin él, además es conservadora a la hora de coger y no admite, ni por lo más remoto me ha dejado practicar sexo anal. La sola idea de hacerlo nos hace discutir, por lo que proponerle una orgía o cambio de parejas me parecía impensable, siempre me cortaba con un ¡¡¡Andate a la mierda!!! o ¡¡¡Sos un degenerado!!! eso acabaría con nuestro matrimonio, o sea que lo tenía claro con Vero.
    
    Esta historia sucedió en el feriado de semana santa del 2019, cuando aprovechamos los feriados y decidimos hacer una escapada hacia la provincia de Neuquén para descansar unos días, ya que trabajamos los dos y nos venía bien a ambos.
    
    Así que, llegado el miércoles, por la noche luego de regresar del trabajo, arrancamos nuestro viaje. Circulábamos por la autopista, serían las diez o diez y cuarto de la noche, llovía a cantaros e iba despacio, sin prisas, a lo lejos vi unas luces destellantes, algún accidente le comenté a Vero y reduje la velocidad por si acaso. A unos diez metros había un coche parado y vimos a un hombre haciendo señas para que parásemos -paré con reservas, no me gusta recoger a nadie, por miedo a los asaltos- pero me paré delante del coche, ...
    ... un hombre joven de unos 30 años, nos dio las gracias y nos dijo que había pinchado una rueda y la de auxilio también estaba sin aire, su mujer estaba dentro del coche por la lluvia.
    
    Me bajé y pude ver efectivamente que el tipo no mentía en lo de las ruedas, era más bien atractivo de cara, simpático y muy educado, a Vero le agradó mucho y a mí también. Hablamos con su mujer se llamaba Natalia y él Pedro, y nos ofrecimos a ayudarles. Nos enseñaron los DNI y la documentación del auto -por cierto un BMW de ensueño- aunque yo les dije que no hacía falta que se identificaran que les íbamos a ayudar, pero insistieron para que no dudásemos de su palabra. Lo comprobamos para que no se ofendieran y más tranquilos, los cuatro calados hasta los huesos por la lluvia subimos precipitadamente a nuestro auto. Por la prisa, ya que llovía con más fuerza que antes, Vero, Nati y Pedro se sentaron en el asiento trasero y yo me quedé sólo frente al volante. Afuera caía tanta agua que el limpiaparabrisas no daba abasto, puse la calefacción para entrar en calor y trazamos un plan.
    
    Resulta que ellos también vivían en Buenos Aires y, al igual que nosotros, querían aprovechar los feriados para descansar unos días y habían elegido la misma provincia argentina. Para más casualidad, tenían reservada habitación en el mismo hotel de 4 estrellas que nosotros! Listo les dije yo, sólo falta que nuestras habitaciones estén juntas! Jaja, a lo que Pedro dijo “tendría gracia, ¿no?”, y nos echamos a reír los ...
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