Tacones de altura
Fecha: 30/05/2022,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... no puede ser, que estoy medio borracha, medio loca, que esa polla me está hipnotizando, que eso estaba reservado esta noche con todo mi cariño para mi amado esposo, pero la forma de tratarme este tipo me está volviendo loca de gusto…
- ¡Fóllame el culo, cabrón! - le digo, cuando él acaricia mis caderas y sigue apretando ligeramente la punta de su polla en mi culo.
El tipo vuelve a agarrar mi moño, coloca bien sus pies en el suelo, ubica sus muslos entre los míos y haciendo un pequeño movimiento de su pelvis logra que su tremenda polla se cuele hasta la mitad en mi ano. Mi grito es ahogado y sólo cesa por unos segundos, para oírse el bramido de ese tipo que lentamente saca su polla hasta dejar la punta metida de nuevo. Respiro agitadamente, creyendo que va a salir, pero lo que hace es esperar a que me relaje y en un descuido clavarla con toda su fuerza hasta lo más hondo mi ano, sodomizándome de golpe.
- ¡No! - grito fuertemente en aquel oscuro paraje con un intenso y punzante dolor en mi inexplorado agujero y una polla extraña y enorme insertada en él por completo.
No sé por qué le he pedido que me folle el culo, me está ardiendo, con un intenso dolor. ¡Parece que me ha partido en dos! Noto las lágrimas correr por mis mejillas y cómo mi respiración se agita y mi cabeza da vueltas. El tipo no parece dispuesto a parar.
- ¡Qué culito tan estrecho, preciosa! - dice con su barriga pegada en mi culo y su estaca clavada hasta lo más hondo de mí.
- ¡Dios, me ...
... duele! - le grito.
- Calla y relaja tu culito, verás que bien…- me susurra apoyando su boca en mi oreja.
Intento serenarme y hacerle caso, porque el hecho de apretar mis músculos no ayuda a que eso duela menos. Nota mi relajación y tras sacarla hasta la punta, vuelve a penetrarme por segunda vez, con total violencia, empotrándome bruscamente contra la chapa de su taxi, sintiendo de nuevo ese pinchazo y como mi culo es totalmente invadido por una gigantesca verga. Cuando abandona mi culo por tercera vez, noto un temblor en mis piernas y el dolor se va apaciguando, convirtiéndose en algo extraño, en una mezcla de placer y escozor, que nunca había sentido pero que me está gustando cada vez más.
- ¡Dios, qué gusto! - digo entre gemidos, girando mi cabeza mirando directamente a sus ojos totalmente abiertos, admirando la escena.
Su enorme sonrisa es la clara señal de la victoria, la de su fantasía cumplida, la de esa joven desnuda, en tacones que se está empotrando por el culo contra su taxi.
Veo el movimiento de su pelvis acelerar el ritmo, mientras noto como mi estrecho ano vuelve a ser invadido por su pollón, abrazándole. A partir de ese momento comienza a follarme el culo lentamente, disfrutando de ese momento, en un chapoteo continuo de su pelvis contra mi culo. Solo se escuchan nuestras agitadas respiraciones y de nuevo el traqueteo de mis zapatos contra el suelo, cada vez que me penetra, me levanta en volandas para luego volver a dejarme caer. Suena el “toc, toc” ...