1. LA CHICA DE LAS REVISTAS PORNOGRÁFICAS


    Fecha: 08/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    LA CHICA DE LAS REVISTAS PORNOGRAFICAS
    
    Soledad tenía 16 años cuando la conocí, era muy hermosa, su cabellera era de color rubio ceniciento, tenía un cuerpo escultural, bonito rostro y piernas muy bien desarrolladas puesto que pertenecía al equipo de atletismo de su Colegio.
    
    Nuestra relación empezó cuando mi madre me envió a dejarle unos libros que Soledad le había pedido prestados, posteriormente entablamos amistad y un día en particular en que nos encontrábamos escuchando música Rock en su dormitorio, se volvió hacia mí diciendo en tono determinante:
    
    Mira Memito, dejémonos de remilgos que quiero conocerte mejor, me gustas y se que yo a tí también, razón por la cual vamos a actuar según nuestro criterio y vamos a proceder como jóvenes sin prejuicios que somos, y una cosa mas, quiero que veas conmigo estas revistas y me digas que te parecen; luego de lo cual me entregó dichas revistas y se sentó a mi lado, no sin antes apoyar el codo y parte de su brazo derecho en mi hombro izquierdo.
    
    En cuanto tomé la primera revista, pude comprobar que se trataba de aquellas publicaciones de contenido pornográfico que tantas veces había leído y visto, pero de todas formas disimulé y empecé a pasar las páginas hasta que llegué a una en donde se transcribía una historia de una mujer secuestrada, la misma que Soledad me pidió leyera en voz alta y pausadamente, cuando llegamos a la parte de la historia en que los secuestradores abusan sexualmente de su víctima, Soledad me pidió con ...
    ... voz entrecortada por la emoción y denotando en su rostro un pequeño rubor, que ella quería leer esa parte, lo cual hizo, mientras yo la observaba y podía darme cuenta que su nivel de excitación se elevaba a prisa, razón por la cual se me ocurrió empezar a acariciar sus nalgas poniendo mi mano detrás del asiento, como esta actitud pareció no molestarle, de inmediato la abracé y con una de mis manos empecé acariciar sus pechos superficialmente, por supuesto permitiendo que Soledad siga leyendo, después comencé a meter mi mano por debajo de su minifalda, hasta que llegué a sus entrepiernas, las cuales entreabrí forzadamente para introducir mis dedos por el borde de su calzonario y empecé a frotar delicadamente sus labios vaginales y clítoris. Mientras tanto Soledad, sumamente afectada por la excitación leía entrecortadamente el contenido de la revista, hasta que de pronto me propuso:
    
    Memito, que rico lo que me estás haciendo, para un momento por favor y deja que acabe de leer esta historia, luego mijo, te prometo que me voy a portarme bien y es más voy a permitir que me hagas todo lo que le hacen a esa mujer los secuestradores, pues no se porque eso me excita demasiado y hasta puedo acabar solamente imaginándome que es a mi a quién violan. Seguidamente Soledad terminó de leer la historia en ciernes y levantándose inesperadamente, se dirigió hasta una caja que se encontraba junto a su cama de la cual extrajo varias sogas, un látigo y un cinturón de cuero, con los cuales regresó ...
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