Sorpresas te da la vida...
Fecha: 31/07/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sentido, el deseo…
Separé mi boca de la de ella que, en modo alguno habíame rechazado, para más musitarle que decirle
Te quiero Marina… Te amo, ¡te amo!… ¡Dios, Dios!... ¡No creérmelo puedo!... ¡Ni creer puedo que te quiera como te quiero, que te ame como te amo!
Marina no decía nada, solo me envolvía en un halo de intensa ternura que de sus ojos brotaba… Hasta que habló, mientras me apretaba, bien apretada, una mano
¿De verdad me quieres, Antonio?... ¿De verdad?... ¿Para casarnos…para llegar a casarte conmigo?
Volví a mirarla, a mirarme en sus ojos… Y de nuevo aquél pensamiento, lo del “Poyetón”… ¿Sería eso sólo por su parte…el “clavo ardiendo” que la librara del “sitial” de las narices?... Y no me importó en lo más mínimo que así fuera o dejara de ser… Porque, desde luego y sin duda alguna, yo la quería, la amaba… Bebía los vientos por ella, andaba locuelo por ella…loquito perdido, más bien… ¿Qué si la quería para casarme con ella; para permanecer junto a ella hasta el último día de nuestras vidas?... ¡Pues claro que sí!... ¡Sí, sí y sí otra vez!... O, ¿es que se puede, de verdad, amar a una mujer, sin desear hacerla tuya?... Pero tuya de verdad, con tu nombre y para siempre…
Desde luego que sí… O, ¿es que puede amarse a una persona sin desear pasar junto a ella el resto de tu vida, hasta su última hora…hasta su último minuto? ¿Y eso qué es, sino casarse uno con la mujer que adora?
Y qué dulces que entonces fueron los besos, las caricias que ...
... mutuamente nos dedicamos Y los montones de veces que nos juramos amor eterno. Y claro está que nos casamos; y en nada de tiempo después, pues, como yo le decía a ella, si tardamos más que una miaja, en vez de hijos vamos a tener nietos, que talludicos, y por demás, sí que éramos, con sus treinta y cuatro u, tanto chorreaditos ella, y mis casi flamantes treinta y cinco, la cosa no era para andarnos con ridículas esperas.
Como de otra manera no podía ser, el sitio fue el santuario de la Virgen Patrona, la Virgen de la Fuensanta y en su Fiesta Mayor, el 8 de Septiembre, día de la romería al Santuario. Siempre se dice de las novias que, en ese día tan especial como es el de su boda, están maravillosamente espléndidas, es casi, casi, un tópico; pero es que, en “mi Marina”, era una auténtica verdad, una soberbia realidad, pues más bella mujer alguna podría ya parecer. No sé; puede que todo sea, simplemente, producto de mi imaginación, elucubraciones, sin sentido, de mi cerebro, pero seguro, convencido estoy, de que esa soberana belleza que “mi Marina” lucía cuando, enfundada en su más que níveo traje de novia, de blancura tal que, de compararse, ensombrecería la típica, tópica, del armiño, era, más que nada, reflejo de la nitidez de su ser de mujer, de su más femenina intimidad, pues no fue sino en esa noche, la de nuestra boda, nuestra Noche de Bodas, nuestra Noche Nupcial, que ella me la entregó tan sin mácula como de su madre la recibió al nacer
Y qué decir más, qué añadir a lo ...