Debajo de la mesa
Fecha: 11/08/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: sinmedida, Fuente: CuentoRelatos
... lengua sobre tu concha ardiente y me bebí su deliciosa almíbar, continué acariciando con mi lengua los labios de tu sexo, en algún momento introduje la punta de mi lengua dentro de tu vagina y acaricié parte de su interior. Así estuve un rato, después continué subiendo y llegué hasta la pequeña fruta que se esconde debajo de tu vello púbico, allí puse mi lengua y la rozaba intensamente una y otra vez haciéndote explotar de placer.
Empujé tu silla hacia atrás y salí de debajo de la mesa, tomé tu falta y la pasé por debajo de tus nalgas, me percaté que la habías desabrochado en la cintura y me fue fácil sacarla. Me puse de pie y en un santiamén mi pullover voló hacia un rincón, mi pantalón cayó y mi miembro hinchado apareció ante ti, lo tomaste entre tus manos y comenzaste a lamerlo tímidamente para después introducirlo poco a poco en tu boca hasta llegar a tragártelo por completo y succionarlo y lamérmelo con avidez.
Te puse de pie y tomé tus nalgas entre mis manos, te jalé hacia mí y puse mi miembro entre tus piernas. Te empujé ligeramente hacia la cama que había detrás y quedaste boca arriba, con las rodillas levantadas y yo entre tus piernas. Tu blusa desabrochada aún colgaba y tu sostén aún me ocultaba una parte preciosa de tu cuerpo. Desabroché tu sostén y ...
... descubrí tus preciosos senos, los acaricié con pasión y pasé mis manos por tus bellos pezones. Puse mi miembro en el centro de tu placer y comencé a introducírtelo suavemente, al tiempo que acariciaba tus nalgas y agarraba tus caderas. Te lo introduje completo, mis 19 centímetros de sexo con una pulgada y media de grosor en su parte más ancha ya estaba dentro de ti.
Encima de ti, con todo mi miembro en tu vagina, comencé a moverme lentamente y a besar tus pezones y lamer tus senos. Mi movimiento se fue haciendo cada vez más fuerte y más rápido hasta que literalmente embestía tu bajo vientre con todas mis fuerzas. Tú gritabas, reías, llorabas, decías cosas, me apretabas con tus piernas, me abrazabas, me besabas, te estremecías toda. Hubo un momento en que todo pareció llegar al máximo y sentí que me derramaba dentro de ti, entonces un río caliente corrió hacia ti impetuoso, incontenible, en medio de tus gritos de placer.
Me quedé abrazado a ti, inmóvil, con mi miembro aún dentro de tu sexo. Poco a poco regresaba la cordura y la calma, te di más besos y más caricias, los más tiernos que te he dado nunca. No supe hasta ese día lo mucho que te amaba y lo mucho que te amo.
Ah, si algún día encuentras el pendrive y te vas a deshacer de él, dámelo para hacerle un monumento.