1. El tanga negro de encaje


    Fecha: 19/08/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Emma y Nicole estaban en casa de la primera, viendo una película. En una de las escenas, la protagonista se durmió y se mostró su sueño, en el que aparecía ella besándose con su mejor amigo. De repente, Nicole saltó y dijo:
    
    —¿Sabes lo que he soñado hoy? —sin pausar la película, Emma miró a Nicole con curiosidad y negó con la cabeza como respuesta— He tenido un sueño erótico contigo.
    
    Emma se quedó quieta, entre sorprendida y confusa.
    
    —Vaya, qué sueños más raros tienes a veces —comentó Emma, y siguió viendo la película.
    
    —Emma, quiero besarte —siguió Nicole, y con esa frase, su rostro adquirió una expresión totalmente erótica.
    
    Emma se giró hacia su amiga, con el rostro color rojo como si se tratase de un tomate, desconcertada y estupefacta.
    
    —No sabía que fueses lesbiana —dijo Emma al no saber cómo contestar.
    
    Nicole rio con una voz que te hacía sentir un cosquilleo extraño en el estómago.
    
    —No creo en esas etiquetas. Sólo sé que quiero besarte, Emma.
    
    Rápidamente, Emma desvió la mirada de su amiga hacia el suelo.
    
    —Lo siento, pero yo soy heterosexual. No me gustan las mujeres, y tampoco me atraen —dijo seguidamente, y se volvió a concentrar en la película.
    
    Nicole no desvió la mirada enseguida, sino que se quedó observándola. No con una mirada lujuriosa, ni con una mirada superior, sino con una mirada de amor, de admiración, de represión, de amistad.
    
    No volvieron a tocar el tema, y cuando acabó la película, Emma la detuvo y apagó el ...
    ... reproductor.
    
    —¿Qué te ha parecido? —preguntó Emma.
    
    —Ha estado bien, la verdad. Podría haber sido mucho más cliché, pero lo han hecho muy bien —respondió Nicole.
    
    —¡Exacto! —exclamó Emma—. Esta película me encanta, no sé por qué. No sé si es la forma en que está rodada, o la música (que es maravillosa), o las actuaciones, o los diálogos… Tiene algo que la hace…
    
    —Especial —completó Nicole. Emma sonrió y asintió con la cabeza—. Como tú —añadió Nicole. A Emma se le borró un poco la sonrisa—. Eres muy guapa, Emma —Nicole empezó a estirar el brazo para acariciarle el pelo que tenía más cerca de la cara, pero Emma movió la cabeza para desviar la vista de los ojos de Nicole.
    
    —Gracias —dijo tímidamente.
    
    Nicole le sonrió brevemente aunque Emma no la vio, y bajó el brazo.
    
    Desde el pasillo se oyó el sonido de unas llaves y de una puerta abrirse, y después les llegó una voz femenina que saludaba. Ambas amigas se levantaron y fueron hacia la puerta del pasillo, la cual se abrió en ese momento y dejó ver tras ella a la madre de Emma.
    
    —Hola, mamá —la saludó Emma.
    
    —Hola, cielo —Emma le dio un beso en la mejilla, y después Nicole la saludó con dos besos, uno en cada mejilla—. Hola, Nicole. Vienen los tíos y los abuelos para hacer el café —dijo esto último a Emma.
    
    Sus padres, sus tíos y sus abuelos habían ido a comer a un restaurante, pero siempre venían a casa para tomar el café y a veces se quedaban hasta después de la hora de la merienda. Emma no había ido con ellos esa vez ...
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