Noche inolvidable
Fecha: 07/09/2022,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Una noche tibia de junio en una fiesta en Cádiz mientras disfrutaba de mis vacaciones verniegas, entre copas bailes y conversaciones, decido ir al cuarto de baño tras tomar unos cuantos tragos.
Al entrar encuentro unos unos zuecos de tela tejana, con los dedos y el talón descubiertos y una preciosa moña sobre el empeine. Al menos siete centímetros de tacón en cuña y con una ligera paktaforma de un centímetro. Llevo dos horas en la fiesta y ya estoy excitado de ver zuecos y sandalias, casi todas de tacón alto, en unos pies deliciosamente belos y jóvenes, que me tienen en vilo.
Después de echar una buena meada, decido probármelos y al sentir esa sensación de altura, poderío y sensualidad que unos tacones pueden dar, mi erección es instantánea. Comienzo a pajearme suavemente y me sube un rubor hqcia el rostro y mi polla se pine cada vez más dura. Me siento en el bidet y comienzo a humedecer y enjabonar mi culo. miro alrededor buscando algo que pueda entrar en mi ano y me dé ese placer que otras veces me dió la polla de mi vecino y amigo con el que tanto disfruté tiepo atrás. Con mi culo lubricado y subido a estos deliciosas e inesperados tacones busco en los cajones del armario de baño. ¡¡¡OOOOHHHH!! ¡¡ SORPRESÓN !!
En el fondo de uno de los cajones, envuelto en una discreta toalla encuentro un dildo. De unos 15 centímetros de largo y unos 3 de ancho.
Sin pensarlo dos veces, lo tomo como quien toma un tesoro y me voy al bidet. Me siento y empiezo a introducir el ...
... dildo por mi ano que estaba deseando ser llenado.
Sentí cada centímetro, cada milímetro, entrando y acariciando todo mi interior y me sentí en el mimísimo cielo. ¡¡Qué delicia!!. Solo por esta experiencia ya me daba por satisfecho esta noche. Unos zuecos maravillosos, intimidad para disfrutarlos y la gratificante sorpresa de encontrar un dildo que hacía mis delicias mientras me masturbaba con parsimonia disfrutando cada movimiento arriba y abajo, sintiendo que mi polla estallaba de placer en un corrida espaectacular.
Me corrí violentamente mientras sentía aquél dildo en mi interior que pugnaba por salir de mí mientras yo apretaba mi culo para mantenerlo dentro.
Me quedé unos instantes sentado, después de haberme corrido, observando mis pies calzados con aquellos maravillosos zuecos tratando de retener esa imagen en mi memoria, pues no sabía cuando tendría, si sucedía alguna vez, ocasión de disfrutar de esos maravillosos zuecos.
Me levanté del bidet mientras un espasmo de placer recorrió mi cuerpo alsalir el dildo di calentísimo culito.
Me refresqué un poco la cara con agua fría en el lavabo. Caminé tres o cuatro pasos hasta mis sandalias sin dejar de mirar hacia mis pies con esos maravillosos zuecos puestos, supiré profundamente y me los descalcé. Los puse en el mismo lugar donde los encontré, me calcé mis sandalias, me compuse un poco y salí de nuevo a la fiesta.
Allí estaba Floren. Un chico con el que algunos años atrás tuve relaciones homosexuales aunque ...