1. Nuestro huesped arribó


    Fecha: 20/09/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El sábado regresamos a casa ya de madrugada y el domingo tuvimos que ir al aeropuerto, Yak, como Horacio le dice, llegó en la tarde.
    
    Nos sentíamos muy desvelados, pero valió la pena la desvelada, nos divertimos mucho y, lo que es mejor, nos dedicamos a Gloria. Vio algo de lo que ya yo le había platicado, sobre nuestras vidas y diversiones con los amigos.
    
    Para ir por Yak nos tuvimos que vestir calientito. De nuevo le presté vestidos míos a Gloria, y la vestí a que se viera muy hermosa. Se puso del perfume que ya conocía, del mismo que nos regalaron Greg, Maurice y no recuerdo quien más. Un chal, para completar el vestido e ir un poco más calientitas. Las dos llevábamos puesto los relojes que Horacio nos había obsequiado y gravados con nuestros nombres.
    
    Recibimos a Yak, inmediatamente nos reconoció, y nosotras a él. Nos abrazó a la vez y lo besamos, también a Horacio lo abrazó.
    
    “Ya recuerdo que dicen que son las dos esposas de Horacio y actúan juntas.” Es lo primero que nos dijo.
    
    “Las recuerdo muy bien, recuerdo cuando se cambiaron de vestidos en el congreso, todo mundo las admiró. Recuerdo que esa misma noche regresaron a su suite, cuando iba yo saliendo, todas desaliñadas, creo que les llovió, o algo así.” Nos platicó
    
    “Saben una cosa, antes de que se me olvide, hubo quien dijo que Paul las había tenido a la vez.” Nos acabó de informar.
    
    “No me imagino quién lo haya dicho.” Dijo Gloria
    
    “Debe de haber sido alguien que las vio en la suite.” Opinó ...
    ... Horacio
    
    “Según sabemos, solamente estaban en su recamara Pier y Madelaine y ellos no dijeron nada, ya hemos hablado con ellos.” Le dije, pero a la vez le estaba confirmando a Yak, que era verdad. Ya las metí, ni modo.
    
    No se habló más de eso, seguimos felices platicando de muchas otras cosas y llegamos a su hotel.
    
    “¡Espérenme, voy, dejo mi equipaje, que es poco, y bajo! ¿No les apetece un pequeño brindis de bienvenida, aquí en el bar del hotel?” propuso Yak
    
    “¡Claro, te esperamos, ¿verdad chicos, o no se animan? Aprovechemos que ahorita todavía está en calma.” Propuso Gloria
    
    Yak regresó, buscamos un lugar agradable en el bar, que estaba casi vacío, y tomamos asiento, a las dos nos tenía a cada uno de sus lados. La música estaba hermosa, suave, jazz.
    
    Tomábamos la copa, de repente Yak me sacó a bailar, Horacio sacó a Gloria. Una música suavecita, que arrullaba, las dos les pegamos la cara a sus pechos, él me quedaba muy alto como para poner mi cabeza en su hombro, pero yo sentía agradable. A la altura de mi vientre sentía perfectamente su bola. Al estar bailando pegaditos, él me apretaba con toda intención, busqué más roce con esa bola tan sugestiva. Al llegar al bar, mi espíritu no tenía nada sexual en la mente, pero esa sensación de tener una bola tan cerca, que me imaginaba que ha de haber contenido algo grandioso dentro, no podía dejarla pasar por alto. Me le apreté lo más que pude, a veces mis piernas se enredaban con las suyas.
    
    Dejamos pasar una pieza y luego ...
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