El tren - Relatos Eróticos

El tren

El anden estaba menos atestado de lo esperado. El tren no estaba en su lugar y estaba esperando su llegada, me entretenía mirando a la gente del andén, me fijé en aquella mujer, era impresionante, morena, buena planta, media melena, piernas bien torneadas, aunque solo le veía las pantorrillas.

Llevaba una gabardina y falda oscura casi por la rodilla, zapato de tacón y poco más veía de ella, hablaba con alguien, así que no iba sola, lastima.

Aunque claro, a saber en que vagón y en que asiento le iba a tocar. El tren llegaba... dejé que la gente fuese subiendo, pero la morenaza no subía, "mierda” me dije, “irá en otro vagón..." subí al mío y busqué mi asiento, "genial" en la zona de 4 asientos. Aunque no hay mesa siempre es más posible estirar las piernas. Se escucha el silbato, la morena debe estar en otro vagón.

A mi lado, un hombre algo mayor y en frente, nadie. Podré estirar las piernas.

“Tengo cuatro horas y pico de viaje, hasta la próxima parada casi 2, puedo echar un sueñecito”, me estiro en el asiento, reclino el respaldo, bien, es cómodo, pero, “¡¡vaya!!”, la morenaza del andén y su acompañante aparecen por la puerta. No me lo puedo creer vienen hacia los asientos de enfrente, no podré estirarme, pero tendré buena vista, ahora si puedo ver lo que lleva. Una camisa blanca, una chaqueta fina y un cuerpo espectacular.

Me recompongo en el asiento y me ofrezco a ayudar con el equipaje, la morenaza me sonríe y su acompañante me da las gracias. Me vuelvo a ...

... sentar, el asiento de pasillo me permitirá estirar un poco las piernas cuando terminen de acomodarse. La morenaza ha dejado la gabardina, está impresionante, menudo cuerpo, se sienta frente a mi, casi ni me mira, charla animadamente con su acompañante, aunque no es una charla relajada.

Yo decido ponerme las gafas de sol y relajarme de nuevo estirando un poco las piernas, esa mujer es como para mirarla durante horas, confirmo de un vistazo que sus piernas son preciosas. Al sentarse puedo ver medio muslo. Se han callado, la morenaza parece examinar el entorno mientras su acompañante saca una revista. Acompaso mi respiración con el tren a ver si puedo dormirme, nada, no dejo de mirarla de arriba abajo, que ojos, que labios, es increíblemente sexi, abre los botones de la chaqueta y la camisa blanca queda al descubierto. Nueva confirmación de lo buenísima que está, ahora puedo vislumbrar que lleva un sostén negro de encaje, mi cuerpo empieza a reaccionar, noto cierto movimiento reflejo por debajo de mi cintura, “mientras no sea exagerado y no se note, todo va bien, haré como que me he dormido o adormilado, pero no pienso quitarle ojo de encima”.

Ahora noto que es ella la que me examina a mi, me estiro un poco, como acomodándome, ella hace algo parecido y… "Dios, lleva medias de liga, estoy casi seguro, me ha parecido ver el ribete de la sujeción. Ojalá" aunque en realidad es un "error" por mi parte... ahora el movimiento que había percibido bajo mi cintura es ya algo más "firme" ...