Mi ingenua Any (IV): En mi casa
Fecha: 01/11/2022,
Categorías:
Anal
Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos
... ¡mis manos apretaban ese par de piernas que tanto me gustan!
Agitada por andarse dejando caer en mi palo, me pedía más, me decía lo rico que sentía y que su marido no coge como yo, ¡yo le sonreía y cada palabra me la ponía más y más dura!
L: Eso hermosa, muévete, mueve tu cadera, ¡uf que nalgas te cargas bebe y tus piernas me vuelven loco!
A: ¡Que dura verga, me encanta, uf duele, pero me gusta!
Nos pusimos de pie, sin sacarle la verga la empuje a la pared de mi cuarto, ella se inclinó poco, tomándola de las nalgas empujaba mi verga que ya le entraba toda, su culo ya estaba abiertísimo, ya no me costaba trabajo metérsela, mis manos jugaban su clítoris, le arañaba la espalda, ella se tambaleaba del orgasmo que le estaba produciendo, su vagina empezó a expulsar tremendas cantidades de fluidos, ¡le escurría saliva de que estaba en el éxtasis!
A: ¡Dios mío, que rico, que rico, papi me matas!
L: Nena eres encantadora, ¡me encanta como saben tus fluidos!
¡Mi verga aún estaba dura, estábamos como en el palo número cuatro, pero su rico cuerpo aun me tenía durísimo, la puse de perrito en la cama, teniendo tremendo par de nalgas en mis manos, no podía dejar de sentirme afortunado, ella apenas tenía 22 años, pero era dueña de un swing magnifico, incluso ella pudo ser mi pareja, pero mi Lety es mil veces más rica, pero bueno en lo que estaba!
L: Que culazo eres, me encanta cogerte, ¡tu ...
... marido nunca te cogerá como yo!
A: ¡No hables de él, es de mala educación, uf!
L: ¡Seguro que nunca se ha atrevido a tocarte el culo, vaya idiota!
A: ¡Déjalo, uf, él es muy sumiso, uf!
L: Bueno, ¡deja te hago lo que él nunca te hará o no lo hará como yo!
Con unas embestidas muy fuertes perforaba su culo, ella se agachaba y apretaba su cara bajándola al colchón, yo en cuclillas seguía haciendo mío su culo, su rica espalda estaba toda sudorosa, mis manos acariciaban todas las partes posibles de su cuerpo, le tome el cabello y se lo jalaba, con mucha fuerza le daba de nalgadas al punto de dejárselas rojas, ¡la estaba haciendo sufrir y gozar al mismo tiempo!
A: Auch! ¡Me lastimas, uf, ay me duele!
L: Eso, grita como loca, grita mami, ¡me pones a mil!
A: ¡Me dejas marcada, me van a descubrir!
L: No me importa, tu eres mía, ¡le guste a él o no
Sentí como me empecé a inflar, no tolere más y me vine en su culo, ambos lanzamos un rico gemido, el orgasmo era maravillo, me quede pegado a ella como perro, mi leche no paraba de salir, ya le escurría por sus piernas, terminamos agotadísimos de lo que hicimos.
Yo le acariciaba sus nalgas y veía como su culito poco a poco regresaba a la normalidad, aquella vez cogimos todo el día y noche hasta ya no poder más, mi Any ingenua no dejaba de disfrutar los revolcones conmigo, pero nuca nos imaginamos que eso nos traería problemas después.