Me travestí y masturbé con las fotos de Candy
Fecha: 04/11/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos
Abrí los ojos con incredulidad. En mis más de 20 años de travesti de closet no había revelado a nadie mi secreto, no había conversado con nadie, ni siquiera comentado ninguna foto en grupos públicos. Pero hoy allí estaban. Sus fotos venían en dos correos diferentes: unas muy discretas y otras un poco más ilustrativas.
Luego de publicar mi último relato me contactó al correo con que lo calcé. Candy, se llama en secreto, también travesti de closet. Sin duda no escogió su nombre por casualidad, sino algún recuerdo muy profundo lo provocó. Intercambiamos algunas frases por esa herramienta de facilidad tecnológica y luego de algunos días, en un momento de soledad, sin que nadie me viera abrí mi cuenta de correo secreto, agitadamente apenas pude respirar de la emoción. No porque sea un tema romántico o de carácter amoroso, que no tiene sentido a estas alturas de la vida, sino simplemente porque sin esperarlo, yo provoqué en alguien el deseo de vestirse de mujer, acariciarse, estimularse y fotografiarse para mí.
Pasé todo el día esperando llegar a casa para homenajear como se debe ese gesto con que me habían honrado. Llegó la noche y nos despedimos en familia para irse cada uno a dormir. Mi madre y mis hermanos a su habitación. Yo temblaba de la emoción. Cerré con llave mi recamara. No había tiempo de elegir mucho, así que me desnudé completamente y me vi al espejo de cuerpo entero del closet y busqué el lugar escondido, ese de donde saqué unas bellas sandalias doradas de ...
... medio tacón y me las puse. Es una delicia sentir sus cintas delgadas rodear y amarrar mis pies.
Me vi al espejo de nuevo. Mis torneadas piernas, mi diminuto miembro y mi calzado hermoso. Me enfrenté a mi mismo la mirada: me había convertido en Genoveva de nuevo, sacándola de mi imaginación y del closet para que jugueteara libre.
Vi mi cuerpo de pie en el reflejo del espejo. Mis manos comenzaron a pellizcarme los pezones con los dedos medio y pulgar, mientras el índice sobaba la punta haciendo círculos sobre ella. Sobé una pierna contra la otra. Mi agujero se empezó a humedecer y mi pene comenzó a llenarse de sangre para crecer sus apenas 6 centímetros como máximo.
Me restregué el cabello y la cara con la mano derecha, mientras la izquierda acariciaba todo mi pecho, ombligo y piernas. Metí mi dedo medio a mi boca y lo mamé con lengua y saliva. Iba enloqueciendo cada vez más.
Miraba la mujer que imagino ser desnuda frente a mí en el espejo, e imaginé las fotos que Candy me mandó. Primero eran unas de por debajo de su falda. Ella se las tomó sentada, con una falda blanca y una tanga de encaje blanco/rosa: como cuando un adolescente se mete por debajo de la mesa para espiar a su hermana. Me acaricié toda. Mi piel estaba sensible al máximo.
Imité pegado a la pared otras de las fotos, donde la vi con medias, top transparente, tanga celeste y pechos hechizos.
Me acosté sobre la cama y continué mi juego de caricias a lo largo de mi misma. Imaginé que Candy estaba allí ...