1. Eli. Una deliciosa mujer madura (Parte III)


    Fecha: 06/11/2022, Categorías: Anal Autor: unbuentipo, Fuente: CuentoRelatos

    ... que la clientela deja de acudir, así tendríamos tiempo a solas. Comencé a besarla intensamente, a fajarla, a tocar sus turgencias por encima de la ropa. La jalé detrás de un estante de medicamentos, y la tomé por detrás. La masturbé sin quitarle el pantalón, sólo solté su cinturón y el botón de sus jeans. La hice venir un par de veces. Acomodé una silla en un lugar a medio iluminar al entre los estantes y le ordené que se desabotonara la ropa, dejando sus tetas expuestas y se removiera la mitad del pantalón. Le dije:
    
    —Quiero ver cómo te masturbas.
    
    Y me respondió:
    
    —¡No! Pueden llegar clientes.
    
    —No te preocupes. —Dije— yo cuido el mostrador.
    
    Podía verla masturbándose a unos metros de mi, nos mirábamos a los ojos mientras ella alcanzaba deliciosos orgasmos. Se vistió mientras yo le ayudaba a cerrar las cortinas metálicas.
    
    Nos quedamos unos minutos más, era mi turno. Después de un par de mamadas de verga que volvieron a excitarla, la acomodé sobre un banquillo que justamente dejaba su ojete a la altura de mi verga… Me acomodé detrás de ella, separé sus ...
    ... grandes nalgas y ella tomó mi verga, apuntándola al centro de su culo.
    
    —Te la voy a meter duro, amor. Le susurré en el oído y de inmediato me respondió que sí.
    
    No tardé nada en sumirle mi verga lubricada, de un solo tirón dilaté su esfínter e invadí su recto. Dio un grito de dolor y excitación indescriptible. Me dijo que no me moviera, mientras el dolor se convertía en placer. En cuánto me dijo que ya estaba lista, comencé a sacársela despacio y tomar vuelo para metérsela duro de nuevo y comenzar a bombearle esa parte de sus intestinos que me daba tanto placer. Podía besarla en los labios y el cuello, sobaba sus tetas, su clítoris y acariciaba su cintura, le decía palabras que la excitaban. Le hacía más placentero el alojar mi verga en el culo. Cuando llegó el momento aceleré mi vaivén, ella gritaba por esa mezcla de dolor y placer, en el momento que sintió los chorros de mi semen invadiendo sus entrañas disfrutó de un orgasmo que la mareó, se dejó caer en una silla cercana y cerró los ojos, cubiertos por su mano izquierda dijo:
    
    —ufff, me he mareado. Delicioso, guapo. 
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