1. Lluvia y playa ¿Qué puede salir mal?


    Fecha: 13/11/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    Amigos lectores y lectoras, hoy os traigo un relato con la Señorita R y una playa un día de lluvia.
    
    No sé qué tienen los días de lluvia que me ponen algo melancólico, pero a la vez me excitan. Claro que si ese día de lluvia transcurre en la playa a mí me resulta aún más excitante. Esa es la historia que les relato a continuación.
    
    Era un viernes de finales de noviembre cuando me encontraba solo pasando un fin de semana en la playa. Todo era perfecto: el sol, la dorada arena y las límpidas aguas del mar Cantábrico que abrazan las costas de mi país. A eso de las 4 de la tarde el cielo empieza a tornarse gris plomizo y ya a las 5 estallaba una tormenta, con agua, viento y unos truenos que hacían crujir los tablones de la puerta en la vieja cabaña que yo habitaba.
    
    Yo que desde niño he sentido verdadero júbilo al presenciar el esplendor terrible de una tormenta, estaba en la playa llevando sobre el cuerpo no más que una desgastada camiseta y unos pantalones cortos. Reí, salté, bailé como loco en medio de la playa. Me sentía tan y tan exaltado, casi todo era perfecto. Excepto, claro que la Señorita R no estaba conmigo.
    
    Hubiese sido perfecto como algo más que dos camaradas compartiéramos la dicha de observar la naturaleza en toda su magnífica belleza. Pero mientras dejaba que la lluvia corriera por mi rostro, así como si fuese un conjuro, se apareciera ella. Toda vestida de negro como un ángel caído. No lo podía creer, que estuviera aquí. Pero a menos que no estuviese ...
    ... padeciendo alucinaciones visuales la mujer que se acercaba era nada más y nada menos que la Señorita R.
    
    Guao, parecía la respuesta a todas mis plegarias. La vi acercarse a mí lentamente, con pasos de felina, parecía que no le afectase el terrible viento que azotaba con fuerza las olas. Dejó escapar un hondo suspiro, sé que cuando la tenga enfrente no podré resistirme al embrujo de su voz, de su mirada y sus manos.
    
    Sus manos… realmente adoro sus manos. Son tan femeninas, tan bellas. No soporto su lentitud, corro hacia ella y me lanzo a abrazarla como un loca. La beso, la muerdo, la aprieto entre mis brazos. Estoy tan feliz de verla. Ella me abraza, me aleja un poco de sí para mirar mis ojos y me da un beso profundo, caliente, ardiente que recorre cada una de mis terminaciones sensoriales. Yo le devuelvo el beso, acaricio su nuca y le digo al oído que la echo de menos.
    
    Siempre había tenido la fantasía de hacer el amor en la playa bajo una tormenta y al parecer este era el día perfecto para satisfacer este tan largamente anhelado momento.
    
    Mientras nos besamos, desabrocha con lentitud cada uno de los botones de mi camisa hasta llegar al botón de mis pantalones, cuando termina de desabrocharlo, le digo:
    
    -¿Aquí?
    
    Ella se encuentra absorta en la tarea de bajarme los pantalones y se limitó a asentir con la cabeza. Al dejarme solo en calzoncillos, me apresuro a quitarle toda su ropa. Nuevamente nos enfrascamos en un inolvidable beso. Me tira en la arena y empieza a ...
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