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Cristina, mi profesora de piano
Fecha: 17/11/2022, Categorías: Lesbianas Autor: womanpenelope, Fuente: CuentoRelatos
... “amiguito”. He de decir que lo disfrutaba y me agradaba que se preocupara de mí en esa forma. -¿Qué harás después? -Rompió por completo el tema de conversación que teníamos. -Aún no lo decido. Me queda un par de semestres para averiguarlo. -No lo dejes pasar mucho tiempo. ¿Hay algo que particularmente te llame la atención? -Se veía muy interesada. -Psicología me gusta muchísimo. Puede ser una opción viable. -¿Hay una escuela cerca? -Negué. -Cuatro horas de aquí. -¿Con quién vas a vivir? -Comencé a reír. -Ni siquiera tengo definido si quiero eso, ¿qué te hace creer que ya sé dónde voy a vivir? -¿Tienes familia ahí? -Volví a negar.- No me agrada. -Es una pena que no dependa de ti. -clavó su mirada en mi, noté cierto enfado en su mirada. –Te vas en un mes, ¿qué te preocupa lo que será de mi vida en un año? Muy a su estilo ignoró el tema subiendo el volumen de la radio. De inmediato lo apagué. -¿Te importa? -Sólo quería hablar de algo, Al… y sí, me importa mucho. No te quiero vagando en una enorme ciudad tú sola. -Me las voy a arreglar. Siempre lo hago. -La vi sonreír.- ¿Qué? -Nunca te das por vencida. -Nunca. Me sorprendí mucho cuando Cris me llevó a las afueras de la ciudad y nos desviamos a un camino de tierra. Calculo que habíamos avanzado unos dos kilómetros cuando llegamos a una pequeña cabaña. Ella no decía nada, simplemente me sonrió al aparcar frente al bonito lugar. A pesar de haber pasado aquí toda mi vida ...
... no conocía esta parte de la ciudad. Cris bajó del coche y se apresuró a abrirme la puerta; amablemente me tendió su mano para ayudarme a salir. De la mano llegamos a la puerta de la casa. Sin soltarme buscó en un pequeño bolsillo que tenía su vestido y sacó una brillante llave. Abrió y frente a nosotras había una enorme sala perfectamente arreglada, una mesa en el centro, dos cojines a los lados y mucho sushi. -Creo que mencionaste que te gusta el sushi. -Me sonrió ampliamente. -Me fascina. Gracias. Sin pensarlo dos veces me colgué de su cuello y la besé. La sentí tensarse al principio, pero después se aferró a mi cintura y profundizo el beso. -Así que el sushi tiene estos efectos… debería dártelo más seguido. -Sonrió sobre mis labios. -Gracias. -Aún no hemos empezado. Agradéceme al terminar. -Pero quiero agradecerte ahora. -Le dio un beso corto.– Gracias. -De nada. Con una inusual sonrisa me invitó a pasar a la casa. La cena fue mágica, simplemente mágica. Cristina se portó como… como si fuera mi pareja. Estuvo atenta en todo momento, me sirvió, me dio a probar de su comida, de vez en cuando se inclinaba y me robaba un beso. Era como si fuera una Cristina diferente y la odiaba. Odiaba que se portara tan bien porque no quería quererla más y portándose así era imposible. Apenas terminamos de comer me eché sobre ella y la besé con toda la pasión que encontré dentro de mí. Ella ni corta ni perezosa me correspondió; sus manos encontraron un camino ...