Marcia Daniela: Sin complejos
Fecha: 17/11/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: Marcia Daniela, Fuente: CuentoRelatos
... mucha pasión. Nuestras bocas iban de lado a lado. Inesperadamente, sus besuqueos se escurren entre mi nuca y mi oreja derechas, y comencé a gemir como una auténtica mujer:
ββ¡Ay, Alejandro. Ay, Alejandro...!β
Mi amante desliza mi babydoll y se afana en besar y morder mi hombro derecho, bajando por el brazo, para luego dirigir su boca a mi seno. Giré un poco mi cuerpo hacia mi derecha para facilitarle la postura y así, y de la manera más tierna de la que hubiese podido esperar de un hombre, succiona mi pezón con un frenesí que me ocasionó el vértigo de placer más intenso de mi vida:
ββ¡Ale'... Ale'... A-a-aaahhh...!β
Una catapulta de goce altamente erótico sobrevino a mi cuerpo mientras me retorcía por entre y sobre las sábanas, y cada ciclo de placer me llevaba a pegarme más a su cuerpo, tan varonil, y a la vez dulce, tierno; caballero...
Fue en ese momento que me di cuenta de que se me había mojado la cola completamente. Sorpresiva respuesta por parte de mi cuerpo pero, y en ese momento pensé, β¡Qué sabia es la Naturaleza...!β. Ni bien terminé de reflexionar sobre esta inesperada reacción fisiológica (algo que, de veras, me sorprendió, lo repito...) cuando advierto el contacto de Alejandro sobre mi muslo derecho, justo por encima del encaje, contra la desnudez de mi pierna. Y cuando digo Alejandro, me refiero a su parte más íntima, y por mi parte, anhelada, durísima, caliente. Mi hombre comenzó a besarme con una insistencia típica del macho que quiere ...
... preñar a su hembra. Clavó su boca en mi cuello y al hacerlo, sus besos hicieron que mi cabeza se gire a un costado, y percibo cómo su pene, sin que ninguno de los dos interviniera, se deslizara por mi cola, todo de manera natural. Su glande púrpura y radiante se sentía caliente, duro como el acero, y mi mente, nuevamente, se enajena de mi cuerpo cuando éste, instintivamente, quiebra el ángulo de mi cadera una vez más, preparándose así para el coito. Alejandro, también dominado por sus hormonas, impele su falo contra mi pimpollo rosado y... es en ese momento que vuelvo en sí y lo detengo al instante...:
ββ¡No, Ale', esperá! Estoy cerrada, amor...β (...me di cuenta de mi error por hablarle...)
ββ¿Y cómo hacemos? No traje nada para estas cosas...β
ββNo, no hace falta. De la misma excitación, la cola se me moja sola pero, yo te voy diciendo cómo quiero que lo hagas...β
ββBueno, mi amor...β
De más está decir que ese βamorβ terminó de definir mis sentimientos para con él; mas, no le insinué nada al respecto...
ββAle', empujá un chiquito, un poquito más para arriba. A ver...β, y llevé mi mano hacia mi cola para ayudarle a dirigir su pene hasta el lugar exacto. Es redundante manifestar mi lapsus al asirme de su miembro, con lo cual casi desfallezco al sentirlo tan ancho y duro. Y las palpitaciones del bálano iban en sincronía con nuestros corazones...
ββ¿Así, amor?β, me dice...
ββSí, tenemos que esperar un ratito. Yo te aviso...β
ββBueno, amor...β
Y así, en ...