El sacerdote maldito, No fornicareis - Relatos Eróticos

El sacerdote maldito, No fornicareis

Tenía hace unos años algunas amistades religiosas y entre esas amistades se encontraba un singular amigo que no hacía falta llevar mucha conversación con él en confianza para saber su preferencia sexual. Yo como sola y buena persona no le llevaba en juego por seguridad mía y en dado caso la de él solo le llevaba de amigo. No era mi tipo, pasaba los 30años, un poco feo pero para nada, solo le trataba con aprecio.Siempre bromista y juguetón. Un buen día me encontré de visita a su lugar de residencia y teniendo confíanza me invitó va entrar a su departamento. Llevábamos las cosas en calma, veíamos la TV y por una tonta razón manche mi camisa con un vaso de soda que había servido. Me la quité en seguida para lavarla y me sentí un poco incómodo (no sé por qué) que se me quedara mirando pues realmente él no era mi tipo. Decidí no tardarme y pedir prestada una playera para retirarme. Era una situación incómoda.Solíamos salir en grupo de amigos a lugares donde nos invitaran y la verdad es que nos la pasabamos muy bien con las fiestas, la gente, las chicas, las bebidas que terminabamos en despapalle algunas ocasiones. Y una semana después del incidente en su departamento, salimos solamente tres amigos a la fiesta de un pueblo x. Toda la tarde y parte de la noche no dimos cavidad al descanso así que llegamos rendidos a una casa que nos prestaron.Llegamos rendidos directo a cenar y uno de nuestros amigos se adelanto a dormir mientras mi acompañante y yo platicamos un poco con los ...

... dueños de la casa. Al fin optamos después de un par de horas irnos a descansar.Cuando nos enteramos de que solo había una cama matrimonial para los tres, nos quedamos mirando con caras de “no hay de otra”, y nos acostamos como pudimos como sardinas en lata jeje.Mi sorpresa comenzó cuando ya en altas horas de la noche y en silencio, sentí una mano tocando me el pene y cuando abrí los ojos era él diácono toqueteandome. Yo dándole la espalda y él arrimando su trozo en mi culo, volteo para mirarlo y me mira haciendome señas indica que guarde silencio, yo no puedo moverme mucho por qué me da un temor que nuestro amigo dormido se despierte, me entran los nervios, no sé que hacer, me dejó llevar un poco.Pasa sus manos duras por mis tetillas, por mi cintura, mi culo, mi ano, entonces ocurre algo que no estaba en mi mente; comienza a acariciarme fuerte y bruscamente lastimando un poco mis bolas, mi miembro, pellizca fuerte mis pezones y siento dolor. Se acerca a mis oídos y susurrando me hace saber que se quedó con ganas de mi la vez que en su departamento quedé sin camisa y ganas de tocarme, algo que me comienza a exitar un poco pero, en cima está mi pensamiento de no despertar a nuestro amigo.Realmente no me gustaba la ocasión puesto que me invadía y no quería causar problema alguno. Entre ese brusco toqueteo que no duró mucho sí se despertó nuestro compañero y moría de pena pues se dio cuenta desde un principio de los movimientos. Moría. Quedamos quietos en la cama sin movimiento alguno ...