Sexo en la iglesia
Fecha: 28/12/2022,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... pezones, la otra se fue introduciendo en tus pantalones, ¡gloria bendita!... Ya digo... no eres muy creyente, pero dejaste escapar un suspiro diciendo… gracias dios mío, quizás por eso de estar en una iglesia.
Como sólo estábamos en los preliminares y nuestra excitación iba en aumento, teníamos que buscar, con urgencia, un lugar lejos de la mirada de aquella mujer o de otros feligreses que pudieran entrar. Estábamos al lado de un confesionario y allí fuimos. Como es de suponer el cubículo no era excesivamente grande como para movernos a nuestras anchas, pero era tal nuestro deseo que no hicimos caso de esta menudencia.
Me bajaste la cremallera y… ufff… que placer ver ese tesoro, y sin titubear te lo introdujiste en tu boca. Comenzaste con suaves toques de lengua por los costados, arriba y abajo, mi expresión te lo decía todo, y con ella te aplicaste más a tu trabajo. Pusiste mis preciadas bolas dentro de tu boca, jugando con ellas… las paladeaste, luego fuiste de nuevo al mástil y pasaste con delicadeza tu lengua por el glande gordo deseándote, sabes que eso me volvería loco, lo mismo que tú por ser la causante del placer, y como dentro del vórtice de un tornado y dentro de la estrechez donde estábamos, ...
... empecé a darte la misma satisfacción; te levanté y me arrodillé ante ti, mi lengua hacía maravillas con tu clítoris que, por encontrarnos en una iglesia, te hacía volar al séptimo cielo –si es que existe ese lugar-.
Te excitaste tanto que a punto estuviste de lanzar un grito, te contuviste y te mordiste los labios, pero susurraste "Cabrón, no pares. NO PARES… mátame de placer". ¿Cuántos orgasmos tuviste? Pues no lo sé, yo solo sé que quería darte más y más. Y así estuvimos, diría yo, casi una hora. Teníamos que marcharnos, quizás el párroco entrara y… vaya situación.
Antes de salir a la calle nos compusimos las ropas como pudimos.
Tu día gris se había convertido en otro, con todos los colores del arco iris. Fuimos a una cafetería para reponer las fuerzas desgastadas y planear otro nuevo encuentro, en tu casa, en la mía o donde surgiera.
Comprobaste que era un hombre mucho mejor de lo que te habías imaginado, cabal en sus ideas y… tampoco creyente, ¿fue el destino el que nos unió al haber ido también a la iglesia por unos motivos semejantes a los tuyos? Ya lo veremos en otros futuros relatos.
Espero que os gustara este corto relato y que me dejéis comentarios y valoréis, es gratis y se agradece.