La visita de Jorge
Fecha: 30/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Jorge y yo todavía no nos conocíamos personalmente, pero llevábamos dos meses charlando por WhatsApp y un sinfín de llamadas telefónicas hasta altas horas de la madrugada.
Jorge era el sobrino de un amigo mío y de mi madre, del cual siempre me habían hablado maravillas tanto su tío como su hermana, la cual insistió en que teníamos que conocernos porque nos llevaríamos genial.
Nunca me ha gustado que me hagan de celestina, pero lo cierto es que nunca fue así. En cuanto su hermana me enseñó varias fotografías de él, un extraño y curioso interés se despertó en mí. Moreno, alto, una sonrisa realmente grande y deslumbrante y unas manos que podrían agarrar de sobras mi pequeño y delgado cuerpo. No era mucho mayor que yo, lo cual fue algo novedoso, ya que desde que tengo uso de razón me han gustado hombres bastante mayores que yo. Era joven, treintaidós años y era familiar de un amigo, lo cual me llevaba a intuir parte de su carácter… ¿qué podía ir mal?
Efectivamente todo fue como la seda. Nuestras conversaciones eran adictivas y divertidas, al mismo tiempo que tórridas. Nuestra atracción sexual era más que evidente, pero ambos pasábamos por momentos delicados sentimentalmente y no queríamos perder nuestra buena relación.
Por fin llegó el día en el que íbamos a conocernos personalmente. Después de una larga espera, el día había llegado. Estaba terriblemente nerviosa al mismo tiempo que feliz e ilusionada. Jorge despertaba en mí sensaciones que ningún otro hombre había ...
... hecho.
Habíamos quedado en que pasaría a recogerle a la estación. Venía desde Madrid a Barcelona para quedarse todo el fin de semana en mi casa.
A tan sólo dos horas de su llegada, había dejado mi piso más limpio que nunca. Mi pelo azul relucía bajo los rayos del sol, mi piel estaba inundada de crema hidratante con perfume a coco, maquillaje impoluto y sutil a excepción de mis labios enmarcados en un color borgoña oscuro. Uñas pintadas de negro, como siempre, al igual que mi ropa, la cual me había decidido por una camiseta básica de tirantes ceñida, dejando ver los tatuajes de mis brazos y una buena parte de mi escote. Shorts cortos vaqueros de un gris prácticamente negro, medias de rejilla ancha y unas botas de estilo gótico con un tacón ancho adornaban mi cuerpo junto a mi bolso de polipiel negro.
18:30 de la tarde. A tan sólo quince minutos de la llegada de Jorge, me encontraba sentada en los bancos de la sala de espera de la estación leyendo un libro hasta que llegase la hora.
Cuando por fin dieron las siete menos cuarto, me dirigí a la vía en la que iba a bajar. Evidentemente, allí estaba. Pude distinguir desde lejos aquella sonrisa a la que tan adicta me declaré ya sin conocerle.
En menos de lo que pude darme cuenta ya lo tenía a unos diez metros de distancia, y no pude evitar correr hacia él y lanzarme contra su cuerpo en un abrazo.
Sin darme cuenta había hecho que Jorge tirase su maleta y abrigo al suelo para poder sostenerme en brazos mientras yo ...