1. Jamás sentí tanto placer como cuando te sentí dentro de mi


    Fecha: 14/01/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    Si hay una cosa que me encanta en verano es sentarme a la sombra de un bien árbol leyendo un libro, si hay un árbol que me gusta en particular es el viejo roble que está en un pueblo de Jaén, donde viven mis tíos, un roble centenario en lo alto de una colina desde donde se divisa todo el pueblo por un lado y por los otros un mar inmenso de olivos, un sitio ideal para relajarse y disfrutar de la soledad.
    
    Van cayendo las hojas del libro, son las siete de la tarde y todavía el calor aprieta, pero allí a la sombra del roble corre una pequeña brisa que se agradece, siento el viento sobre mi pelo, sobre mi piel, me tumbo sobre la hierba seca notándola en mis piernas, un pantalón vaquero muy corto y una camiseta dejando ver mi tripa son las únicas prendas que me separan del suelo, el libro cae abierto sobre mi pecho y cierro los ojos, descansando un poco de la lectura cuando…
    
    Al abrirlos de nuevo me siento diferente, el sonido, el olor es diferente y me levanto extrañada, observo perpleja el paisaje que tengo ante mí, un paisaje totalmente diferente y sin embargo sigo en la colina del roble, el pueblo y el mar de olivos han desaparecido, lo sustituye un mar infinito de aguas turquesas y cristalinas plagado de barcos de vela, al otro lado un manto de flores cubren los campos que terminan en una línea de árboles que poco a poco van conformando un bosque espeso de robles y hayas, sobre mi cabeza un cielo azul bañado por dos soles y bajo mis pies un camino de flores rojas que ...
    ... desciende hasta una playa de arenas blancas, una pequeña brisa lanza sobre mí el aroma fresco y suave de las flores, el viento mueve mi pelo ondeándolo al aire al igual que un vestido blanco de gasa que cubre mi cuerpo hasta los pies, sin pensar mis pies descalzos que se deslizan pendiente abajo, hacia la playa de arenas blancas.
    
    A mi alrededor las flores muestran un crisol de colores y en la playa un cenador con unas cortinas blancas transparentes que dejan ver un enorme colchón que prácticamente ocupa todo el espacio, en la entrada un hombre de unos 30 años, un hombre de piel morena, alto, pelo negro muy corto, ojos verdes y un cuerpo esculpido por los mismísimos dioses, un hombre que parece mirarme, que parece sonreírme con una sonrisa blanca al pie del cenador, vestido con un pantalón de lino blanco y una camisa del mismo color sin abrochar dejando su torso desnudo, un hombre que se dirige a mí.
    
    - Bienvenida Lara, te estaba esperando.
    
    Y cogiéndome suavemente mi mano con la suya, apartando las cortinas con la otra me habré paso al interior del cenador, dentro dos mesas con velas encendidas y un colchón cubierto con enormes cojines, el sonido de las olas del mar y el viento batiendo suavemente las cortinas hacen del momento algo especial, él detrás de mí acercándose lentamente va acariciando mis brazos, recorriéndolos desde las manos hasta los hombros con las yemas de sus dedos, sus labios sobre mi cuello besándome con dulzura y delicadeza haciendo que mi cuerpo vibre ...
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