Furtel 69 (capítulo 2)
Fecha: 22/01/2023,
Categorías:
Zoofilia
Autor: , Fuente: RelatosEróticos
Tras haber estado más de un mes buscando y buscando, la pareja de caninos se había enterado de la existencia de un hotel de media estrella en las afueras de la ciudad, en el otro extremo de su terreno, cerca de un barrio peligroso en el que los drogadictos y los pandilleros frecuentaban encontrarse, y en muchos casos, discutían y se peleaban por dinero. La policía rara vez intervenía en los alrededores por temor a que algún sicario los interceptara.
Aunque la zorra había estado apartada de su pareja por más de ocho años, reencontrarse con él fue lo más emocionante de su vida. Ella se sentía como una basura al haberlo dejado a la deriva durante tanto tiempo, empero tenía una buena justificación para ello. Le había convenido mantenerse lejos de él para evitarse problemas legales y un enjuiciamiento arrollador que echaría por tierra lo poco de dignidad que le quedaba.
Para el coyote no había nada más importante que el bienestar de su hembra, contentísimo estaba de que ella se encontrara a salvo de los execrables sabuesos del fisco y de los incompetentes policías de la ciudad. Habría sido espectacular poder recibir sus visitas mientras estaba en prisión, en especial las visitas conyugales que los demás presos tanto gozaban. Privar a un animal de su libertad era posible, privarlo de su apetito sexual no. Él adoraba el sexo como a una deidad, dispuesto a sufrir todo tipo de incomodidades estaba con tal de sentir el más intenso placer carnal.
Por mera intuición, la ...
... encontró en un lugar lejano trabajando como una miserable ayudante de cocina. En una de las tantas pastelerías eróticas de la ciudad había estado trabajando mientras él estaba pudriéndose de aburrimiento en la cárcel, compartiendo una experiencia horrenda junto a un montón de salvajes incapaces de hacerle un favor sin sexo de por medio.
El coyote había utilizado su cuerpo como medio para obtener acceso a todo tipo de beneficios. En prisión, sin importar la orientación sexual de los cautivos, el sexo era un ritual necesario para adquirir permisos especiales y/o amparo grupal. Allí mismo, en una mugrosa mazmorra, había conocido a un viejo león negro condenado a cadena perpetua por homicidio múltiple, de quien aprendió muchísimas cosas que ni se imaginaba. Le contó acerca de varios refugios en los que ningún lacayo del sistema judicial se metería, y en esa extensa lista de nombres, se encontraba el sexagésimo noveno hotel, mejor conocido como Furtel 69.
A pesar de ser un hotelucho de segunda categoría con departamentos desorganizados, era el sitio ideal para que se ocultaran dos delincuentes con pasiones desenfrenadas y pocas ganas de salir a la calle. Expuestos en los centros urbanos, los caninos eran presa fácil para los curiosos inspectores; pasar el día encerrados en un viejo edificio situado en una zona poco habitada era una estrategia magnífica para mantenerse de incógnito.
Como la delicada tesitura ameritaba un cambio radical, no quedó opción, tuvieron que viajar en ...