1. Una cita con mi diosa


    Fecha: 18/02/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... muñecas juntas y las enganchó a la cadena del techo, de manera que quedé de pie sobre la punta de los dedos. Colocó una barra separadora en mis tobillos. ¡Estaba básicamente en cruz estando de pie! Me dijo que estaba harta de mi constante erección, así que me colocó una funda de pene muy prieta alrededor de mi polla y huevos. Se quedó de pie admirando su trabajo manual. Supongo que no estaba todo exactamente a su gusto, porque salió de la habitación unos pocos minutos y volvió con un paracaídas. Lo enganchó a mis huevos y añadió algunos pesos. Gemí y me estremecí y empecé a dar vueltas sacudiéndome, lo que era un error porque con el movimiento de los pesos se incrementaba en realidad la molestia sobre mis huevos.
    
    "¿Estás cómodo?" se burló. "Volveré en un minuto"
    
    Mientras se iba de la habitación retiró las pinzas para pezones de su cinturón y colocó cruelmente una en cada pezón. Tiró de la cadena lo que me hizo gemir y agitarme.
    
    "¡Eres como un niño respecto a tus pezones! Aquí lo tienes, puede que esto te ayude a reforzar tu aguante" Y colocó un peso en el centro de la cadena y lo dejó caer. La sensación en mis pezones era inenarrable. Jadeaba y me agitaba. Ahora si me movía me haría daño en mis huevos y pezones. Era una especie de colgajo allí, lleno de sensaciones intensas y gimiendo. Antes de que dejara la habitación por fin, me dijo, para que cerrara la jodida boca y dejara de gimotear - se bajó los pantalones de cuero, se quitó los panties, y me los metió en la ...
    ... boca.
    
    Me pareció una eternidad antes de que volviera. Estaba abstraído cuando sentí el primer golpe del gato de siete colas en mis muslos. Realmente me cogió por sorpresa. También me hizo moverme, recordándome de esta forma el dolor en mis huevos y pezones. Se dedicó a marcarme con su gato - sin decir una palabra - pero mirándome a los ojos como para decirme "eres todo mío". Dejó el látigo en el suelo. Se dio un paseo y me enganchó el pene enfundado y empezó a restregar su cabeza expuesta - lubricándola con el líquido preseminal que había estado rezumando los últimos treinta minutos. El roce resultaba tan agradable y empecé a gemir a través de los panties. Empezó a rozarme y recorrer con sus dedos todo mi cuerpo - renovadamente sensitivo a causa del látigo. Levantó la cadena de las pinzas de los pezones. A unas dieciocho pulgadas (45 cm) de mi cuerpo, empezó a tirar de la cadena de modo que estiraba mis pezones hacia delante. Siguió tirando. El dolor era intenso. Tiró más fuerte - y supe entonces lo que ella se proponía al tirar de ellos de esa manera. Tiró más fuerte y las pinzas empezaron a escurrirse. Finalmente, con un chasquido, la pinza derecha se soltó. GRITÉ. Me quitó de un tirón la izquierda y grité de nuevo. Vino y restregó mis pezones. ¡Si mi polla no hubiera estado envuelta en cuero, me hubiera corrido entonces!
    
    Debí haber llorado, porque podía sentir las lágrimas en mi cara. Manteniéndose en silencio, me quitó el paracaídas pero me dejó la funda en el pene. ...