Me follé a una madura
Fecha: 18/06/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: [email protected], Fuente: CuentoRelatos
Follando con una madura:
Había llegado la primavera, y como era habitual en estas fechas, las mujeres comenzaban a despojarse de sus abrigos de invierno. Por la calle se podía contemplar a algunas maduras de muy buen ver. De hecho tengo una vecina que, aunque está entradita en años (hablo de unos 45-50) esta de muy buen ver. La semana pasada iba caminando por la calle y me detuve en un escaparate para ver unos artículos, cuando comencé de nuevo a andar, ella iba delante mía, con aquella falda ajustada en su trasero y una blusa casi transparente.
Cada paso que daba su hermoso trasero se movía al mismo ritmo de sus paso, se podía apreciar como sus braguitas, bien ajustadas le marcaban en las nalgas.
La verdad es que iba pensando lo peor con ella. Pero al rato me dije, bueno: a esta no llegaré pero la verdad es que cada paso que daba mi polla se ponía más y más en órbita.
Un día, de estos en los que estas en familia, a mis viejos se le ocurrió invitar a esta vecina junto con su marido. Ella se sentó a mi lado y yo la verdad, es que ya estaba medio empalmado solo de pensar que ese hermoso culo me había puesto la pija dura hacía unos días en la calle. Comenzamos a hablar de todo un poco, cada vez llegaron más y más invitados y nos teníamos que juntar para caber todos sentados a la mesa. Ella sin darse cuenta me arrimó una pierna contra la mía.
Podía apreciar esa carne blandita, ya que estaba entradita en años pero la gota que colmó el vaso fue cuando se levantó ...
... para ir al baño y sin querer me todo con su hermoso culo en un hombro. Pude apreciar, sin verlo toda la hermosura de su blando culo. Me propuse tirármela fuese lo que fuese, ya que no podía resistir la tentación de follarme a una tía mayor que yo y ver como respondía con su experiencia.
Habíamos quedado en hacer un día de campo en un monte cercano a nuestro domicilio con una barbacoa y esas mariconadas que le van a los mayores. Ella quedó que haría una tarta de chocolate con nata (otra mariconada más) y que nos daría una sorpresa. La verdad es que a mí me dejó un poco intranquilo con lo de la sorpresa.
Bueno el caso es que llegó el siguiente fin de semana y nos acercamos al lugar acordado. Cuando llegué, tarde como siempre, puesto que el día anterior había ido de juerga con los colegas. De lejos pude ver una tía con un pantalón corto, blanco, que tenía un culo de vértigo, el pelo corto, rubia ( y no de peluquería) y quise saber quien era. Mi sorpresa fue que al llegar a su lado, ella se dio la vuelta y me dijo:
-¡SORPRESA!
… y era ella, joder como estaba la tía.
Tenía una camiseta de estas chorreras de Disney y sus senos parecía que querían salir de su sitio. Me besó, le pregunté:
-¿a qué viene esta mariconada?
Ella me respondió:
– a nada, es que no puedo darle un beso al hijo de mi vecino? Además, podías ser mi hijo (bueno, solo nos separaban unos 20 años). -Yo le respondí: -si pero el caso, es que no lo soy… La cosa se quedó así hasta la hora de comer. ...