1. De Los Reyes a Pantitlán.


    Fecha: 20/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Yo soy estudiante, alto, no guapo, pero tampoco un adefecio, me encantan las emociones fuertes, algo perversas, las cuales sé que estoy siendo observado por los demás, sé que eso me da placer y a los que me ven de manera indiscreta también. Aquél día como todos, me dirigía a la escuela, todo normal en la estación La Paz del metro férreo, gente que se pelea por un asiento, mujeres, niños y hombres llenan el vagón; éste cierra sus puertas y se dispone a avanzar; en mis audífonos se oye "Urge" en voz de Lila Downs; el metro llega a Los Reyes, se abren las puertas, y otro tanto de personas hace que los cuerpos se empiecen a juntar. Veo a unos pocos metros a un hombre, mediano, pelo corto, nada del otro mundo; hacemos contacto visual y hasta ahí. Por causa del flujo de gente dentro del vagón, este hombre queda justo frente a mí, con su culo frotándose contra mi verga aún flácida (yo nunca uso calzones). Todo jugó a nuestro favor, bien apretados en un vaivén provocado por el movimiento del metro sumando sus movimientos de cadera y mi erección, hacían de ese momento algo malo, pero delicioso, su mano se deslizó entre todos los cuerpos hasta llegar a mi verga que ya estaba dura como una piedra y empezó esa chaqueta sin parar, la gente que nos rodeaba sabía lo que estaba pasando, pero su morbo los hace callar y los pone a mirar. Su mano no dejaba de jugar con mi pene, con sus dedos frotaba mi glande con ...
    ... todo el precum que salía de mí, fotaba mis huevos sudados con su palma y yo nada perdido empecé a juguetear con sus nalgas, redondas y firmes, con mis dedos llegué hasta su ano, que apretaba con cada dedeo que le daba. Ambos no aguantamos las ganas de bajarnos los pantalones a la mitad de la cadera, para que pudiera penetrarlo, poco a poco mi verga atravesaba esas nalgas y se encontraba con su ano, él movía sus caderas hacia mí, apretaba delicioso, y con cada apretón, dejaba entrar cada vez más mi pene ya lubricado, primero la cabeza y luego todo el tronco, apretaba y se movía más y más, ninguno podía gemir o expresar algún gesto de placer, lo que representaba un gran reto porque su culo era delicioso, palpitaba su ano a la par que lo hacía mi verga, se la sacaba y se la volvía a meter, sin parar, sin que nos importara la presencia de los demás. Justo en Canal de San Juan, empecé a jalármela mientras lo dedeaba, lo único que quería era acabar en ese culo, jalé, jalé, jalé, se la metía y seguí jalando, hasta que un calor invadió mi pene y sentí como sacaba chorros de semen, uno tras otro en todo su culo, casi llegábamos a Pantitlán, sólo me subí el pants que llevaba y le subí su pantalón, así sin limpiar nada. Se abrieron las puertas, todos bajaron y aún no sé por qué decidí hablarle, lo seguí, toqué su hombro y pregunté -¿Te gustaría vernos al rato para hacer algo?- para mi sorpresa el dijo sí. 
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