1. El Inquilino


    Fecha: 18/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... súper gordas. Desprendía un fuerte olor a almizcle y eso me excitaba aún más.
    
    Él era un hombre joven y atractivo y yo una mujer madura y voluptuosa. Ambos teníamos una necesidad. La suya para mí era deseo puro. La mía no era diferente.
    
    Mi esposo se había vuelto impotente desde el accidente. Mi frustración sexual había estado embotellada desde entonces. Quizás era la causa de mi estrés y de mi indiferencia. Ahora Gerardo se había convertido en la respuesta y en la tentación en mi propia casa.
    
    Solo pude meter la mitad de su verga hasta el fondo de mi garganta. Tendríamos que trabajar en aquello después, pero estaba decidida a tragármela toda. Pero por el momento necesitaba interacción. Nos deshicimos de nuestras ropas y nos pusimos en la posición del sesenta y nueve.
    
    Su lengua era mágica y yo estaba haciéndole una monumental garganta profunda, pero todavía no podía tragarme más de la mitad de su nabo. No pasó mucho rato hasta que su experta lengua me llevara a un intenso clímax. Me corrí con fuerza en la boca de Gerardo. Estaba completamente agotada. Antes que pudiera recuperarme Gerardo me dio vuelta y se posicionó entre mis piernas.
    
    Pasé del agotamiento al delirio completo y absoluto. Mi coño estaba muy mojado y listo, su enorme polla se deslizó dentro de mí sin parar hasta que los huevos hicieron tope, haciéndome poner los ojos en blanco. Luego comenzó a bombear y a ...
    ... partir de aquel momento sabía que le pertenecía.
    
    -“¡Ohhhh siiiiiiii! ¡Fóllame, hijo de puta!”
    
    No regresé a visitar a mi esposo en el hospital aquel día. En vez de eso, Gerardo y yo pasamos la noche follando como animales y en la mañana él había aprendido más acerca de mi cuerpo de lo que mi marido lo había hecho en años. Pero no falté un día más al hospital después de eso, debido a la culpa y para esconder mi infidelidad.
    
    Durante todo el periodo de recuperación de Julián, Gerardo y yo nos veíamos en secreto y follábamos tan a menudo como nos era posible, lo que era muy frecuentemente porque dejé de dormir con mi esposo durante su recuperación. Julián necesitaba un cuarto para él solo, donde pudiera estar en paz, quieto y en silencio.
    
    Todas las noches, mientras Julián descansaba tranquilo, a unos metros, yo cabalgaba sobre la enorme verga de Gerardo como si no hubiera un mañana. Él era muy atlético y no tenía problemas para mantener el ritmo, además de recuperarse rápido.
    
    Al final de la recuperación, mi aventura llegó a su clímax. Las cosas regresaron a la normalidad unos meses después. Gerardo se mudó y poco después terminó la universidad y obtuvo su título. No fuimos a su graduación.
    
    Hasta el día de hoy, mi esposo no sabe acerca de mi infidelidad. Tuvimos otros inquilinos con sus propias historias y secretos. Pero esa es otra historia y la dejaré para otra ocasión. 
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