1. Sobre tus piernas


    Fecha: 01/04/2023, Categorías: Hetero Autor: Dav, Fuente: CuentoRelatos

    Te oí abrir la puerta de casa. Silbaste como de costumbre esa canción que anuncia tu llegada. Llegaste al salón y yo estaba en el sofá, con mi té en la mano y el libro abierto boca abajo sobre el asiento que quedaba libre a mi lado.
    
    Dejaste tus cosas en la silla y en la mesa, y te acercaste hasta mí. Apoyaste una mano en el respaldo del sofá y la otra en una de mis piernas. Tu boca se estrelló contra mis labios y el perfume de tu piel se coló hasta mis pulmones. La sensación de ese beso me supo a poco y quise más. Alargué ese beso cuando querías alejarte. Tu lengua se prendió entre mis labios y empezó a jugar con la mía.
    
    Te sentaste a mi lado. Me abrazaste. Tus manos se aliaron con mi cuello y mis mejillas. Mis brazos se cruzaron sobre tu espalda, aferrándome a tu cuerpo cuando te inclinaste sobre mí, quedando sobre mi cuerpo: Tu pecho pegado el mío. Tu boca clavada sobre mis labios. Mis piernas se abrieron para acogerte en el hueco que dejaron hasta que tus caderas se apoyaron en las mías.
    
    Sentí como crecía tu deseo bajo tu pantalón, sobre mi ropa. Tus manos me recorrieron, desde la garganta, con tu boca entreabierta; hasta mis pechos, donde tus manos los coparon; donde tus dedos desabotonaron mi camisa y dejaron mi piel al descubierto. Sin trabas, sin telas que la escondieran.
    
    Tu respiración se aceleró. Tu voz se perdió en un gemido. Tu saliva se revolcó con la mía en aquel beso denso, profundo, que parecía querer atravesar el hueco de mi garganta.
    
    Te ...
    ... ayudé a abrirte la camisa y, mientras yo tiraba de mi pantalón, tú, de pie al lado del sofá, te quitabas el tuyo. Tu sexo emergió con fuerza tras retirar tu bóxer. Te acercaste hasta mí. Me tendiste la mano para levantarme. Te sentaste y me invitaste a hacerlo sobre ti… A horcajadas me coloqué encima de ti, percibiendo la erección de tu miembro rozando mi sexo, sin dejarlo entrar.
    
    Nuestras bocas jugaban a ser una. Yo me movía encima de ti, dejando que tu pene profundizara en la línea que forman mis labios henchidos de deseo, mientras el vértice de mi sexo, la femineidad hecha perla, crecía con mi excitación, al roce de tu piel hecha músculo…
    
    Sentía tus manos agarrando mis nalgas, oprimiéndolas, juntándolas y también separándolas, aupándome sobre tu sexo, intentando clavarlo en mi carne. Esa altura, favorecida por mi impulso, permitía a tu dedo buscar el anclaje al final de mi espalda y tener mis pechos al alcance de la boca.
    
    Erectos mis pezones, llamativos timbres en alerta, se hundieron entre tus labios. Primero uno. Luego, se vencería el otro. Tus dientes los aturdían. Los labios los consolaban. La lengua los bendecía… Y tu boca entera, los enterraba.
    
    Pero mi excitación provocaba que mi sexo se llenara de esencia, que mis efluvios exudaran de mis carnes, mojándote, confundiéndose con tu borrachera de sensaciones, hasta que en ese grito vestido de gemido, con la garganta seca pese a la saliva de tu boca, fuera la llamada de guerra en la que tu cuerpo y el mío se ...
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