1. Desafío de galaxias (capitulo 63)


    Fecha: 22/06/2018, Categorías: Microrelatos, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Marisol regresó a Mandoria de madrugada, sin avisar, no quería ningún tipo de festejo. Con el sigilo de una culebra, entró en el dormitorio y sin quitarse el uniforme se deslizó bajo las sabanas, abrazando a su amada. Unos segundos después, Anahis la palpó el brazo.
    
    —¿Por qué no te has quitado el uniforme? —preguntó dándose la vuelta con su maravillosa sonrisa.
    
    —Porque tú llevas puesto este horrible pijama, —respondió besándola en los labios—. Y esos asquerosos calcetines.
    
    —Si me hubieras avisado de tu llegada, te estaría esperando desnuda y con las piernas abiertas.
    
    —Pues espera, que salgo fuera y llamo a la puerta.
    
    —No es necesario, —dijo besuqueándola los labios mientras la desabrochaba la guerrera e introducía sus manos bajo ella.
    
    —¡Joder mi amor! Como te echo de menos cuándo no estás; en ocasiones, me dan ganas hasta de llorar.
    
    —Yo también te echo de menos.
    
    —¡Si, ya! Por eso me cambias por este pijama, —dijo asiendo la cola de Anahis que se enrolló en su brazo.
    
    —¡La hostia! La has tomado fuerte con el puto piyama, porque me he enterado que se llama piyama, no pijama.
    
    —Se dice de las dos maneras, pero piyama es más sudamericano y pijama más español. ¡Y no me cambies de tema! Ya te dije que lo iba a quemar… junto con los calcetines.
    
    —¡Joder tía! ¿Que te han hecho los calcetines?, ¿no te gustan? Son de patitos.
    
    —Pues no, tapan esos maravillosos pies que tanto me gustan.
    
    —¿A estás alturas te vas a hacer fetichista de los pies?
    
    —No, ...
    ... ya soy fetichista de Anahis, enterita, de los pies a la cabeza y la punta de la cola.
    
    Anahis se incorporó poniéndose de rodillas mientras se sacaba la parte superior del pijama, la abrazó, la besó y durante varias horas estuvieron amándose.
    
    A la mañana siguiente, Marisol trabajaba en su despacho con Marión; había estado despachando por video enlace con Loewen, Cimuxtel y Bertil.
    
    —La nave del presidente acaba de aterrizar en el puerto espacial, —dijo Anahis desde la puerta— mi padre ha ido a recibirlo.
    
    —¿Tenía anunciada su visita? —Marisol se levantó con cara de extrañeza mirando a Sarita que negó con la cabeza.
    
    —No, al parecer viene directamente desde Maradonia.
    
    Cuándo llegaron al puerto espacial, y como Anahis había dicho, su padre ya se encontraba allí, y departía con el presidente y varios periodistas, entre las que estaba Iris, con su micrófono de Bulban TV.
    
    —…que duda cabe de que la situación sigue siendo complicada, —respondía en ese momento a una pregunta— pero estoy convencido de que el nuevo canciller Cimuxtel, sabrá conducir el país en el nuevo proceso constituyente.
    
    —Señor presidente, ¿qué opina del papel que ha jugado Marisol en la resolución del conflicto? —preguntó Iris.
    
    —La general Martín tiene la capacidad de dejarme con la boca abierta, —respondió mirando a Marisol que se había detenido fuera del círculo de periodistas, y alargando la mano llamándola, añadió—: que duda cabe, que su intervención ha impedido que ahora estemos hablando ...
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