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El internado
Fecha: 10/04/2023, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... marcándose en la liviana y trasparente prenda. Ya en nuestro dormitorio la furia de la tormenta se desató por completo. Cuando nos estábamos desnudando brilló el primer rayo. Un estremecimiento francamente sensual recorrió su cuerpo en ese momento ya desnudo del todo. El camisón se le había subido hasta las axilas. Cada vez que la luz se filtraba a traves de las cerradas contraventanas ella se ponía a temblar y era imposible no darse cuenta de ello. Y por eso le pregunté: -¿tienes miedo de las tormentas? Me contestó que sí y yo amable e inocentemente le ofrecí a compartir mi cama, mi compañía y mi protección en ella. Aunque yo era menor que Juana el miedo es libre. Aceptó y de inmediato se acostó junto a mí, lo mas cerca que pudo. Estábamos tumbadas de costado mirándonos y cuando se vió el siguiente relámpago me abrazó y aproximó su cara a la mía procurando esconderse. Frotó sus tetas contra las mías y metió sus piernas entre mi camisón. Me estuvo rozando el coñito un buen rato con su rodilla y sobre todo con su muslo. Esto me estaba excitando bastante y cuando fue a retirarse creyendo que me iba a asustar por sus avances, rodee su cuerpo con mis brazos y la besé. Primero en la mejilla, pero me fui aproximando a la comisura de sus labios. Como es natural ella no se enfadó y terminó besándome en la boca. Metimos las lenguas explorando la boca de la otra. Cruzándose y lamiendo, deslizando hilos de saliva de una boca a otra. Abrí la mia y saboreé aquel beso con ...
... todas mis fuerzas. Como pueden comprender yo no era primeriza en esas lides. En el anterior colegio ya había tenido mis escarceos. Entonces puso su mano en mi culo y comenzó a acariciarme y a subirme el camisón. Pronto mi coño y culo quedaron al descubierto, acercó la mano a mi vulva encharcada y comenzó a masturbarme, sus ágiles y sin duda expertos dedos acariciaban mis labios con maestría y se introducían lo mas posible en el interior de mi cuerpo. Cierto es que podían introducirse bastante pues ya mi coñito había sido visitado por algunos penes. Ni era virgen ni era mi primera experiencia lésbica. Una vez que me corrí por primera vez en sus brazos, gimiendo y suspirando, debido a la tremenda excitación. Bien pronto, se irguió lo suficiente para que pudiera sacarle el camisón sobre la cabeza. Metí la mia entre sus senos maternales y los acariciaba con las manos mientras los apretaba contra mis mejillas. Sus manos no paraban quietas, acariciando mi culo con una y los pechos con la otra. Besaba sus tetas suaves, redondas, plenas, con adoración comencé por el derecho lamiendo todo su volumen chupando su pezón rosado que correspondió a mis cariños poniéndose tremendamente duro. Al pasar al otro lado de su cuerpo, ella aprovecho para sacarme el camisón. Ya desnudas las dos mi lengua volvió a recibir la suya jugando ambas en un intimo conocimiento. Recorría mis dientes y paladar, toda mi garganta, mientras nuestros juveniles pechos se frotaban sin descanso. Sentía sus ...