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Tras la jornada laboral
Fecha: 11/04/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Habías estado toda la mañana trabajando y faltaba poco para tu llegada. Yo me imaginaba cómo sería porque había estado pensando toda la mañana en ti, en el momento en que con una insinuación notara tu erección bajo los pantalones. Ya lo tenía todo pensado, como me encontrarías cuando abrieras la puerta de tu casa. Faltaba poco para este momento. Fui directa a tu cama y antes de dejarme caer en ella me quité la camiseta y los pantalones. Sólo verías mi conjunto de lencería roja. Y escuché como introducías la clave en la cerradura. Dije tu nombre cuando entraste. Vi en tus ojos las ganas de metérmela en aquel momento... Pero yo te rogué que te sentaras en el borde de la cama, frente a mí. Entonces empecé a acariciar mi coño sobre las braguitas mientras mirabas atentamente. Una sonrisa cruzó tu cara. Con lentitud me quité las braguitas de bordados y te la lancé. Con suavidad abrí las piernas para exponértelo sin censura, totalmente depilado: te encantaba observarlo. Miré tu pantalón para ver como se había empalmado tu polla mientras me traía un dedo a la boca para mojarlo y fregarlo contra mi clítoris. Te rogué que te la sacaras. Quería ver cómo te masturbabas. Y lo hiciste de buena gana. Liberé un pezón para acariciarlo y pellizcarlo mientras me observabas y movías la polla arriba y abajo mientras yo miraba con atención. Me metí dos dedos y gemí, me había mojado por el morbo de la situación. Tu polla iba creciendo además de mis ganas de meterla en mi boca y que me ...
... la llenaras entera. Pero no era el momento. Después me introduje tres dedos, alternando para tocarme el clítoris mientras gemía. Tú también gemías y resoplabas mientras aumentaban tus ganas de metérmela de golpe. Quería que me follaras, pero todo llegaría. Así estuvimos un rato hasta que te dije que acabaría en poco tiempo. Tú aumentaste el ritmo, yo aumenté el ritmo... Hasta que cerré mis piernas por el placer del orgasmo y tú habías dejado que se esparciese todo tu semen por el pene y la mano. Me acerqué hasta el borde de la cama, a cuatro patas como una perra, y lamí todo el semen que te había quedado en la polla y en los dedos, como si fueran caramelos. Cuando volviste a trabajar no pude evitar masturbarme mientras pensaba en cómo te la movías mientras mirabas mi coño bien abierto. Estaba en la ducha, enjabonándome los pechos y no pude evitar acercar los chorros del agua hacia mi clítoris. En poco de tiempo gemí de placer de nuevo. De nuevo faltaba poco para tu llegada y yo te había preparado otra sorpresa. Me puse un corpiño rojo con unos bordados negros, un culotte a conjunto enganchado a un liguero y unas medias negras muy brillantes. Me pinté los labios de rojo sangre con una intención muy clara. Entonces te esperaría a la puerta de casa, con una bata que ocultaba qué vestía debajo... De nuevo, al escuchar como sacabas las claves y las introducías en la cerradura, me mojé. Con sólo abrir la puerta te enganché, dejando caer todo lo que traías a las manos en ...