1. La esclava de Yolanda y sus amigas


    Fecha: 24/04/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Eduardo Marín, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Esther, tengo 26 años, y siempre me gustaron las chicas. Hace poco más de un año, entré a trabajar en una churrería, para dar desayunos. Mi horario era de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Allí conocí a Yolanda, mi compañera de trabajo y en cierto modo mi encargada, pues era la que estaba conmigo por las mañanas, junto con Manolo, el churrero y demás camareros.
    
    Enseguida me sentí a gusto con Yolanda, pues ella sabía dirigirme bien, como era más veterana, me iba enseñando y me iba guiando los primeros días y yo sinceramente le estaba agradecida. El tiempo fue pasando y a las dos semanas, ya empezamos a sentirnos amigas. Yo enseguida la vi algo dominante y eso me gustaba, pensé que serían los primeros días, por querer enseñarme... y no quería tirar las campanas al vuelo. Pero según la fui conociendo cada vez más, descubrí que le gustaba dominar... y yo soy siempre he sido muy sumisa.
    
    Yolanda, tiene 24 años, mide 1, 60 metros. Pesa 47 kg. Es morena, cabello liso, ojos castaños... Muy habladora y comunicativa. Yo soy morena, mido 1, 68 m, peso 54 kg, tengo los ojos oscuros y el pelo liso y recortado.
    
    El caso, es que una tarde al salir de trabajar, Yolanda me pidió que le acercara a un Centro Comercial, donde trabajaban sus amigas pues tenían que darle unas cosas y así de paso me las presentaba. Yo la llevé en el coche, solo logramos ver a Laura, una chica más o menos como nosotras, Laura le dio una bolsa a Yolanda, nos despedimos de Laura y Yolanda y yo, nos ...
    ... fuimos a tomar un café. Hablamos de varias cosas, y hablando de los chicos, Yolanda me comentó, que no quería saber nada de ellos… que eran unos egoístas, y que ella estaba bien, como estaba, sin tener que dar explicaciones a nadie. Yo le dije que a mí me pasaba más o menos lo mismo. Y así quedó la cosa. Nos levantamos, yo le invité, cogí la bolsa de ella y la llevé hasta su casa.
    
    Yolanda vivía en un piso de alquiler con dos amigas más, Laura, a quién acababa de conocer y Mónica. Las dos amigas de Yolanda tenían la misma edad, 23 años cada una. Yo he de confesar que vivía con un matrimonio mayor, que me cobraba 200 euros por el alquiler de mi habitación. Y estaba bien.
    
    A los pocos días, Yolanda me dice otra tarde que la acompañe, que le toca hacer a ella la compra de la semana y así yo la ayudaba... Yo acepté, la llevé donde ella me dijo, compró lo que quiso, lo cargamos en el coche, le dije que le invitaba a un café, ese día hacia bueno y me dijo: “Ok, pero mejor en la terraza de la cafetería para aprovechar el sol”.
    
    Nos sentamos en la terraza, en la misma esquina de la mesa, ella en un lado, yo en el otro. Y hablando, hablando, Yolanda apoya uno de sus pies en mi silla. Ese día Yolanda calzaba unas deportivas blancas preciosas. Yo se lo comento, que son muy bonitas y Yolanda me dice: “Si, me las compré el verano pasado y están muy bien, son cómodas, las tengo que limpiar un poco, pero odio limpiarme el calzado... manías...”. Yo le dije “pues a mí si me gusta, me ...
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