Seré buena...
Fecha: 30/04/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
- Me lo pasé muy bien el otro día en tu casa, gracias 😘 - Le escribí tras la primera noche en su casa. Fue algo normal, gente joven diviertiéndose, nada remarcable ni inolvidable, pero lo que si que marcó fue el origen de una amistad basada en sexo y confianza.
+ Cuando quieras vuelves, podemos probar otras cosas si quieres... + Me respondió él a las horas. Me olía a que se refería, y no os mentiré, me llamço la atención la propuesta. No hacía mucho que había cumplido los 18 años y aún me faltaba mucha experiencia, experiencia que durante las siguientes lineas pareció que él estaba dispuesto a ofrecérmela.
A raíz de ese ofrecimiento estuvimos hablando. Me resultaba excitante pensar en la idea de probar cosas nuevas... con juguetes, látigos, y en la justa medida, un poco de dolor. Pobrecita de mi, lo que me esperaba. Él me informó que tenía cierta experiencia, un látigo, unas esposas y unas ganas increíbles de usarlas conmigo. Tan tentador fue aquello que a la semana ya me encontraba de vuelta a su casa, bajando en tren a la ciudad mientras el me soltaba ciertas frases clasificables como "burradas" por el chat.
Llegué a su casa y notó rápidamente que estaba muy nerviosa y excitada. A pesar de lo segundo, no es ningún secreto que hacer algo nervioso suele ser contraproducente, por lo que optamos por tomarnos un par de cervezas artesanas mientras charlabamos de nuestras cosas en común. Al cabo de un rato, cuando ya la cerveza se había acabado y él se terminaba la ...
... segunda, puso su mano sobre mi pierna mientras charlaba normalmente.
Su mano fue subiendo por mi muslo mientras su tono y voz no cambiaban, como si estuviesemos tranquilamente charlando en un bar, con la diferencia de que su mano ya se acercaba a mi entrepierana. Llegó a desabrochar un botón cuando me dijo:
+ Qué, vamos a la habitación o prefieres seguir de cháchara media hora más? + La respuesta era clara. Me tendió el brazo para levantarme y me hizo pasar delante de él, no sin antes darme un azote en el culo. Suave. Con cariño incluso.
Se sentó en el borde de la cama y añadió, tajante:
+ Quitate la ropa, ¿no? + Más que una pregunta sonó a una orden. Sonreí y empecé a desabrocharme la camisa que llevaba botón a botón mirándole sus ojos azules. Una vez desabrochado el último botón la dejé caer hacia atrás y procedí a pelearme con el broche del sujetador e hice lo mismo que con la prenda anterior. Finalmente terminé por bajarme los pantalones y la ropa interior y apartarlo a un lado.
Una vez desnuda volví a mirarle. Sus ojos se habían posado en mi cadera y subían a mis pechos sin disimulo. Me acerqué a el con intención de arrodillarme y ayudarle a sacar lo que aún se escondía debajo del pantalón, pero por lo visto tenía otros planes para mi.
Como si hubiese cambiado de opinión mientras me agachaba, antes de llegar a tocar el suelo con mi rodilla me agarró del hombro con cierta rudeza y se levantó con el mismo impulso con el que me tiraba a la cama.
+ ¿Prefieres ...