1. Una sumisa en el camino de Santiago


    Fecha: 03/05/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: pasifiora, Fuente: CuentoRelatos

    ... una zanahoria...
    
    Me soltó y empecé a lamerle con una zanahoria metida en el culo. Empecé por los pies, seguí rápidamente al interior de los muslos hasta sus huevos, le encanta que me ponga un huevo en la boca, y después el otro, continué por su culo para finalmente acabar con un homenaje a su gran polla.
    
    Acabamos la sesión.
    
    Iba a ir al camino con mi amo
    
    Pero a efectos prácticos debíamos cambiar alguna de las normas que regían nuestros encuentros.
    
    En primer lugar y sintiéndolo mucho, la norma de ir sin bragas siempre que mi amo estuviera presente no la podía cumplir. Andar unos veinte kilómetros diarios sin bragas produce un gran escozor, llagas y otras lesiones que imposibilitan cualquier cosa que se quiera hacer después.
    
    La segunda norma consistía en que las ataduras siempre las llevaba yo. En este viaje no podría usar ni esposas ni correajes con candados para atarme puesto que añadirían mucho peso. Decidí que con unos cuantos metros de cinta de seda ya nos arreglaríamos.
    
    La tercera norma es el uso del collar. Cada vez que me encuentro con mi amo me pongo un collar de perro. Soy un poco presumida y tengo de varios colores para que combine con la vestimenta, en todos ellos pone o puta, o sumisa, o cualquier nombre con el que mi amo se digne a nombrarme. Para ir por la calle me tapo el collar con un foulard. En el camino no podía ser, hace mucho calor y no se pueden llevar pañuelos.
    
    Finalmente me decidí por un sencillo collar negro con las letras de ...
    ... puta chapadas en oro. Me lo podía poner al revés y mi amo accedió a que podía llevar escondida la correa del collar debajo de mi camiseta.
    
    Otra de las normas es que mi amo tiene todo el derecho a exhibirme si a él le complace. Esta cláusula en una gran ciudad no es demasiado humillante porque siempre estás rodeada de desconocidos.
    
    Lo bueno que tiene el camino es que se hacen muchas amistades pero que caminas con las mismas personas, los mismos días y más o menos el mismo número de kilómetros.
    
    A mi amo le encanta que le dé el tanga húmedo en el metro o que enseñe las tetas al camarero que nos sirve en el restaurante, normalmente son personas anónimas, pero claro rodeada de conocidos es distinto. Finalmente decidimos que me exhibiría sólo ante una persona por día.
    
    Finalmente la norma de la vestimenta también la suavizamos. Para andar durante el día siempre que llevara el collar, podía vestir lo que me pareciera más adecuado. Por la tarde, una vez limpia y perfectamente depilada debía ponerme el vestido negro de tirantes sin nada más.
    
    El tema del calzado fue más duro de negociar. Mi amo quiere que vaya con zapatos de talón siempre que esté con él. Entiendo que es mi amo y tiene toda la razón pero no se puede andar con talones de diez centímetros por caminos de pueblo.
    
    - Muy bien putita- contestó- no quieres llevar zapatos de puta, pero sabes que eres una puta.
    
    -Sí amo soy una puta pero no puedo romperme los tobillos y seguir caminando- replique.
    
    Entiendo ...