El panadero nunca llamaba
Fecha: 08/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
En aquellos tiempos de cartillas de racionamiento, el panadero del pueblo, era considerado como el rey midas. Todos los vecinos de aquella villa, le guardaba en un profundo respeto. Su palabra casi era como una ley. A los críos que sus mamás mandaban a buscar el pan, este, aquellos infelices imberbes además del PAN les daba para que distrajesen el hambre una barrita delgada casi como un lápiz,
b
ien tostada y crujiente.
D
on
T
orcuato, el panadero, era un hombre al que todos querían. El carismático panadero a los que no pod
í
an pagarle cada día, también les entregaba su pan. Más adelante
ya
cobraría.
E
ste no podía permitir que en el pueblo hubiese una mesa donde no se comie
se
pan. Incluso en las casas en donde había viudas de guerra, aunque fuesen las 2 de la madrugada, este, en un intervalo de la cocción nocturna se desplazaba sin que nadie lo
vie
se hasta
aquella
casa en donde por vergüenza de no poder pagarle igual se los llevaba.
Aquellas pobres viudas con personas a su cargo lo querían como si fuese un santo de la iglesia. Entre él y aquellas pobres mujeres se crea
ba
un vínculo más allá de la amistad. Ellas, además del
pan
necesitaban otras cosas, lo ofrecían lo que fuese.
-Don Torcuato, el panadero, era un hombre bien plantado y robusto, con unos brazos como la pata de una mesa y unos labios que
,
a todas aquellas damas, les hacía soñar con besarlos.
D
on Torcuato, también tenía ...
... otras cosas gruesas y robustas
,
pero esto solo lo sabía él y las personas que lo recibí
an
a
aquellas horas de la madrugada.
A
lgunas de estas personas si lo recibían aquellas altas horas no era por agradecimiento, porque las había que el pan se lo pagaban religiosamente, al momento de la compra, más bien porque sabían que este tenía estas cosas gruesas y que las manejaba con maestría, igual como hacía los panes. Don
T
orcuato, de haber sabido que alguna de estas personas lo recibían a estas horas para agradecerle lo que fuese no hubiesen repetido estas visitas. Don Torcuato quería que quien lo recibiese fuese porque lo necesitaba, y el generosamente, las complacía como buen samaritano. Al ser un hombre de fe, sabía que después, en la eternidad, sería recompensado.
-Igual…igual,
como un primo que era sacerdote en la ciudad. A
quel
primo lo ilustró en las cosas de la vida que muy pocas personas sabían.
-Don
T
orcuato, el día que vino a la panadería
l
a mujer del alcalde a comprar su pan cosa que no hacía nunca ya que enviaba a su hija, comprendió que aquella divina señora también lo necesitaba, a altas horas de la madrugada, y siendo la mujer del señor
a
lcalde este no le podía negar nada de nada. El señor
a
lcalde era la máxima autoridad en la villa.
Tanto, que en su despacho del ayuntamiento tenía enmarcada la foto del gran caudillo por la G. DE. D. Y
Vigia
de la naci
ó
n, que a este le daba un ...