La Mercería
Fecha: 11/05/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... medias, no llevando de ningún tipo y cuyo calzado, era unos zapatos planos. Tras volverla a mirar, me pregunto...
Callo y le miró sorprendido, viéndome descubierto. Disimulando con una pregunta...
Respondiéndome ella, saliendo al paso con otra pregunta...
Viendo ni expresión, continúa...
Se levanta del taburete, sin molestarse en bajarse o estirarse la mini, saliendo desde detrás del mostrador. Viendo como camina esta espectacular mujer, embobándome como mueve sus nalgas e hipnotizarme con su provocación… mmm. Sacándome de mí trance al preguntarme...
Respondo con educación o al menos eso pretendo, midiendo mis palabras...
Me mira y suelta una carcajada burlona, respondiéndome…
Rápidamente me excuso por mis palabras, contestándole…
Un silencio sepulcral se hizo en la tienda. Acabando yo por romperlo al decirle lo que buscaba…
La mujer me miro y con cara de pocos amigos, comenzó a buscar por los estantes, cosa que me extrañaba, pues opino que eso es más de tenerlo en cajones junto al mostrador. Pero aun así, ella no dejaba de moverse, aprovechando cualquier ocasión por agacharse, inclinándose hacia abajo y cuya consecuencia era el subir de su falda, permitiéndome ver que aquello que tenía como ropa inferior no era unas bragas, sino un tanga... mmm.
Pero el ver como esa mujer se agachaba al tiempo que la falda se le subía, pudiéndole ver como se le introducía entre las nalgas la tira de su tanga… uuuffff!. Menudo dolor de polla que me entro, ...
... ni se me pone así cuando me follo a mi mujer en presencia de mirones, cosa que evito que ella se dé cuenta, o dejo que la toque cuando piensa que soy yo.
Aquello era una provocación en toda regla, bueno mejor dicho esta señora iba a saco. Pensé en entrarle (es una expresión para aquellos que no seáis de España), pero tampoco deseaba que pensara que soy un caradura, cosa que debía de pensarlo ya por mis anteriores palabras.
Pero era ella la que atacaba con indirectas e insinuaciones, ya sea por su escote o por su falda. Pues cuando cogió las hebillas y me las enseño, no precisamente me las puso en la mano, sino que las dejo en el mostrador y cuando me acerque a verlas, esta se me acerco, dejándome ver lo excitante que es su sujetador, excitante lo digo al tener un botón más desabotonado… mmm. En aquellos momentos, no sabía dónde esconderme, pues el bulto de mi entrepierna era más que evidente. No dejando de mirarme, coge y me suelta…
Antes sus palabras, me siento retado y no se me ocurre nada mejor que decirle…
No dijo nada, simplemente se dirigió a la puerta y la cerro, echando una persiana. Dio media vuelta y se dirigió hacia mí, tomándome de la mano, tiro de mí y me hizo seguirla hasta detrás de unos estantes. Donde había una mesa rectangular alargada y seis sillas, esta se acercó a la mesa y me soltó…
Comenzamos por besarnos, mientras comienzo a desabotonarle los botones de la camisa al tiempo que ella desabotona los míos… mmm. Abriéndome la camisa y ...