Metro de París
Fecha: 02/06/2023,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sobre uno de ellos para no caerme. Ellos bajaron la vista para mirarme y comenzaron a reírse. Me puse colorada y miré hacia el suelo. Deseaba con ganas que llegase la parada para poder tomar aire, pero el tren seguía sin detenerse.
De repente noté como el espacio entre nosotros se redujo sospechosamente, y estaba literalmente emparedada entre los dos. Estaba segura de que lo estaban haciendo a propósito. Aterrorizada porque sabía que no tenía nada que hacer contra ellos, ni podía escapar hacia ningún sitio ni sabía nada de francés para pedir ayuda.
En un momento dado la cosa empezó a torcerse de verdad. El gordo, que estaba delante mía, bajó las manos y empezó a tocar mis pequeños pechos por encima de la camiseta. Encima no llevaba sujetador, porque tampoco me hacía mucha falta.
Yo me sentía mal, pero no pude evitar que los pezones se pusiesen duros con las caricias. Él se dio cuenta y se lo hizo saber con un gesto obsceno a su amigo. Ambos comenzaron a reír a carcajadas. El otro muchacho parecía más tímido, y llegué a pensar que la cosa se quedaría ahí. Pero nada más lejos de la realidad.
El chico musculoso, que estaba a mi espalda, comenzó a frotar su paquete contra mi cuerpo. El gordo, soltó mis pechos para coger mi mano derecha y llevarla directamente hacia su entrepierna. Como ambos vestían chándal, se notaba perfectamente lo que había debajo. No pude evitar poner cara de sorpresa al comprobar que no me daba la mano para abarcar una polla de ese ...
... calibre.
Me forzó para que la acariciara, mientras se iba poniendo más y más dura. Hubo un momento en el que sus manos volvieron a mis pezones, y yo seguía masajeando su miembro a través del pantalón. Ya no me forzaba, no hacía falta.
En el instante en que la palpé, dejé de estar asustada y comencé a excitarme como nunca antes lo había estado.
El chico de detrás se animó como su amigo y me agarró el culo con una mano gigantesca que abarcaba mis dos nalgas.
No me di cuenta pero pasaron un par de paradas y yo seguía ahí, contorneándome entre sus manos y acariciando una polla inmensa que estaba como loca por tener dentro.
Ellos en un instante se detuvieron y me cogieron del brazo, indicándome con un gesto que iban a bajarse del tren. Yo, que a estas alturas era una marioneta en sus manos, asentí con la cabeza. Nos bajamos en una parada solitaria. Era noche cerrada y apenas había gente en el andén. Me llevaban de un brazo cada uno y seguían riéndose como al principio. Yo estaba tan embriagada por la excitación que me tenían que ayudar a caminar.
Nos metimos en los servicios de caballeros y cerraron la puerta con pestillo. No tardaron en bajarse los pantalones y mostrarme lo que me moría por ver. El chico musculoso se desnudó por completo, enseñando un cuerpo de ébano que parecía esculpido con cincel. Tenía un miembro descomunal, de unos 25cm, que hasta entonces era el más grande que había visto en mi vida. Aunque el record iba a durar poco.
Cuando giré la cabeza hacia la ...