1. Angie


    Fecha: 20/06/2023, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Abrí la ventana, pero solamente entraba fuego. Me encendí un cigarro para intentar evadirme del sopor en el que me encontraba. El temario de Historia del Arte que me había quedado para Septiembre se me había atragantado horas atrás, y los cuarenta grados de esa tarde de Julio no ayudaban a poner en orden las ideas.
    
    -"... putas pirámides...", mascullé, mientras veía derretirse el asfalto del camino que rodeaba mi casa. Un par de gatos pasaban la tarde tumbados a la sombra y no se escuchaba alrededor el más leve ruido. Me puse los cascos para combatir con música el silencio, y apagué el cigarro en el marco de la ventana. Ahí seguía ella. Cruzando el camino, en el patio de la casita roja, como cada tarde. Angie.
    
    Aquel verano me había acostumbrado a su presencia. Verla tumbada al sol formaba parte del paisaje habitual de cada tarde de estudio: Los gatos, el asfalto derritiéndose, Angie con su bikini azul, angie con su bikini negro...Angie.
    
    Calculo que rondaría los treinta por aquel entonces. La conozco desde que llegamos al pueblo, cinco años antes. Por aquel entonces vivía todavía con su mamá, que se le fue poco después y de manera muy dolorosa, y desde entonces había vivido sola en aquella casita de planta baja con patio, salvo un par de temporadas muy cortas donde allí convivió con un novio mal encarado que había tenido.
    
    Era encantadora, con un punto de candidez en sus expresiones y de timidez en su sonrisa, pero nunca hasta ese verano me había fijado en ella... ...
    ... quizás porque no la había conocido tan ligera de ropa o porque la diferencia de edad nos separaba varios galaxias. O porque escondía el erótico encanto de pasar desapercibida.
    
    Día tras día fui guardando en mi retina cada pliegue de su cuerpo, cada uno de los lunares de su anatomía. Siempre supe lo guapa que era, pero ahora descubría un cuerpo espectacular, que escondía en invierno debajo de ropas anchas y poco agradecidas: Pechos bien proporcionados, alta, de larguísimas y bien torneadas piernas, con unas caderas generosas que parecían esculpidas a martillo y cincel.
    
    Sabia su rutina. Llegaba sobre las tres, entraba en casa y salía ya con el bikini puesto. Sentada en la hamaca, se comía una ensalada y una pieza de fruta, se fumaba un cigarro, y se tumbaba. Primero boca arriba, luego boca abajo, desabrochandose el sostén. Así, repetía la operación un par de veces más. Hasta que sobre las 4, se levantaba, se echaba agua por encima con la manguera y entraba en casa a cambiarse para salir pitando de nuevo al trabajo.
    
    En esas estaba hoy cuando, mientras la contemplaba tumbada boca abajo, intuyendo el contorno de su pecho desnudo y la redondez de su culo, sentí unas ganas irrefrenables de masturbarme. Me quité la camiseta bañada en sudor, me bajé hasta los tobillos los pantalones de deporte que llevaba y regulé la altura de la silla del escritorio, para poder contemplar a la musa de esta paja. Comencé a acariciarme lentamente la polla, mientras intentaba distinguir cada uno ...
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