1. Historias de madame Lili (capítulo 3º)


    Fecha: 27/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Alex B.C, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos acariciaban mis pechos dándole pellizquitos ¡ me estaba poniendo muy caliente!
    
    Cada movimiento que hacía más profunda era la penetración, sentía su glande tocar ¡lo más profundo de mi! ¡Me estaba gustando! Las manos de Ernesto dejaron de tocar mis pezones para apretarme en la cintura, con sus manos hacía que su ¡tronco me penetrara más!, me levantó él se puso de pie y me tumbó boca arriba, con su mano cogió su miembro tocándose y comenzó a masturbarse con rapidez, yo tocaba mi clítoris mirando su miembro como ¡iba hinchándose por segundos! comencé a sentir por mi vientre hasta mi pubis ¡un líquido caliente! que me recorría de arriba a abajo, era el semen de Ernesto que quiso echármelo encima, ¡yo también estaba excitadísima!, con mis dedos moviéndose rápidamente, tocándome el clítoris! conseguí llegar al orgasmo.
    
    Ernesto me dio su tarjeta para volver a quedar otro día, la guardé por si acaso...
    
    Aquella aventura no estuvo mal, pero podría haber sido mejor, pero bueno, todos los hombres no son iguales, además el pobre llevaba mucho tiempo sin sentir a una mujer, y claro fue algo rápido.
    
    Después de aquello, pasaron unos días, Ernesto me vino a ver unas cuentas veces, echaba la excusa de ver a Mr. Adams, pero después en cuanto nos quedábamos a solas, me cogía por la cintura y me apretaba contra él me decía muy bajito,
    
    -Lili, quiero verte de nuevo, no dejo de pensar en ese día, recuerdo tu cabalgándome y tus pechos moviéndose en mis manos, dime, ¿cuándo ...
    ... nos vemos?
    
    Mi insistencia era,
    
    -Ernesto, ahora no, tranquilo, un día de estos te voy a visitar a tu despacho.
    
    A la que él me contestaba,
    
    -no, esta vez quiero que sea en mi casa, quiero toda una noche para mí, Lili, no puedo evitar pensar en ti a cada instante.
    
    Todo eso me lo decía apretándome a él, en sus palabras sabía el deseo que sentía en ese instante.
    
    Luego se escuchaban los pasos de Mr. Adams y todo volvía a la normalidad, él en su sitio y yo en el mío.
    
    Una vez recuerdo que el Doctor Ernesto, vino como de costumbre a visitarnos, pero ese día venía dispuesto a otra cosa más, era más bien tarde, casi anocheciendo, aprovechando que Mr. Adams estaba constipado, estábamos en el salón, y Mr. Adams estaba un poco cansado, no quiso ni cenar así que se acostó, cosa que le recomendó el doctor, así que lo llevamos a la cama, mientras Ernesto estaba en la habitación con él, hablando y despidiéndose, yo le subí un vaso de leche y unas galletas para que no se acostara sin nada en el estómago, así que se las subí cosa que al final me agradeció, cuando se lo tomó todo, ya se echó para dormir, Ernesto y yo, nos quedamos solos, así que le ofrecí cenar algo, ya que la cena estaba hecha, él no lo pensó y dijo que sí, así que se acomodó en la mesa del salón mientras yo me dirigí a la cocina para servir los platos.
    
    Estando allí, empecé a pensar en quien estaba en el salón, y que estábamos solos, no me dio tiempo a pensar más, porque de repente, siento por detrás que ...
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