Ama Sandra (Cap. 10) - Relatos Eróticos

Ama Sandra (Cap. 10)

... RODILLAS” y en automático los que algún día la vieron como su hija, ahora obedecían ciegamente todas y cada una de las órdenes dadas; por lo que sin previo aviso se les aplicó un fuerte garrotazo a la parte trasera de la rodilla lo que les hizo tambalear pero no caer. La Emperatriz dijo de nuevo y de forma instantánea recibieron otro garrotazo pero esa vez no pudieron mantener su equilibrio lo que les hizo caer de rodillas

La Emperatriz a manera de burla dijo les avisé que era voluntariamente o por la fuerza y ya ven ahora están arrodillados a mis pies como lo había ordenado hace unos minutos.

Aun en shock sus ex vecinos dijeron pero Sandy, de inmediato la Emperatriz los hizo callar bruscamente preguntando ¿acaso no se les aviso que solo se habla con mi permiso previamente autorizado? Ellos dijeron sí pero creímos que y en ese momento se les aplico un correctivo y se les aclaró si se les avisó debieron obedecer o ¿acaso ven que los demás estén hablando? Los ahora forzados a obedecer se dieron cuenta que no era un sueño, sino que era una pesadilla que se había convertido en su nueva realidad.

Su Majestad dio la orden a sus esclavos de llevarse a los nuevos para que les pusieran sus collares de los cuales su Majestad les dejó en claro que esos collares eran de cerradura ...

... magnética lo que les hacía imposible intentar quitárselos, además cualquier alteración de pulso sanguíneo el collar lo detectaría como intento de ataque al Ama o como intento de fuga, lo que les haría ser ganadores de una descarga eléctrica que duraría hasta que su pulso se normalizara de nuevo y para hacerlo creíble se les dio una muestra de lo que sentirían en caso de rebeldía o desobediencia.

Los ahora esclavos al sentir el corrientazo de prueba cayeron desmayados por el dolor dándose cuenta que no era una broma, por lo que solo les quedó aceptar órdenes y cumplirlas cabalmente y de buena gana. Sandra puntualizó a sus nuevos entrenados en el arte de la esclavitud que para poder retirarse de su presencia sin recibir una reprimenda deberían besarle los pies con extrema humildad y respeto y una vez hecho eso podían retirarse pero sin darle la espalda jamás y para terminar les aclaró desde hoy se van a referir a mi como Emperatriz, Majestad o en su defecto Su Alteza, ¿les ha quedado claro esclavos? Ellos solo respondieron sí Majestad.

Entonces ordenó a sus inútiles lame botas se los llevaran a todos para asignar a cada uno de ellos sus nuevas obligaciones y sus horarios. Mujeres al servicio doméstico, las muchachas a la cocina y los hombres como personal de mantenimiento