1. Helena Ravenscroft


    Fecha: 13/07/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Helena Ravenscroft se hallaba aún dormida a las once de la mañana. Su recámara estaba en total obscuridad, los rayos del sol no podían penetrar las gruesas cortinas de tela negra que cubrían los vitrales ojivales de la habitación, ubicada en el piso último de una de las torres del enorme castillo gótico medieval; fabricado en roca negra, que se alzaba en lo alto de la encumbrada colina.
    
    La núbil joven estiró su voluptuoso cuerpo desnudo bajo las sábanas de seda negra, era una atractiva adolescente. Helena era a su corta edad una billonaria, huérfana heredera de una de las mayores compañías del mundo, su fortuna personal se ubicaba entre las mayores a escala global.
    
    Un hombre entró silencioso a la habitación. El sujeto estaba desnudo por completo, con excepción de un collar de cuero negro alrededor de su cuello, y de gruesos grilletes, hechos del mismo material, alrededor de las muñecas y tobillos. Debía tener unos cuarenta años, pero poseía un cuerpo soberbio, fuerte y musculoso, desarrollado a base de entrenamiento duro y constante. Llevaba una bandeja de plata que depositó sobre una mesa de noche junto a la cama, luego se puso de rodillas en el suelo, junto al borde final de la cama y con su legua comenzó a lamer las plantas de los pies descalzos de la joven.
    
    Helena despertó al sentir las caricias de la lengua húmeda sobre las tersas y suaves plantas de sus pies descalzos. La joven se incorporó, sentándose sobre la cama, apartó de su bello rostro, su abundante y ...
    ... larga cabellera castaña, despacio flexionó su hermoso cuerpo de ninfa. Las sábanas de seda negra se deslizaron por sus curvas, bajando hasta su cintura, dejando al descubierto un perfecto par de pechos, grandes y redondos, de piel tersa y bronceada. Deslizó su mano a la mesa de noche y cogió una larga fusta de cuero negro, terminada en una lengüeta cuadrada.
    
    -¡Tommy, corre las cortinas! -Ordenó al sumiso hombre, el cual era su mayordomo esclavo.
    
    El hombre se movió presuroso a cumplir la orden, su enorme verga presentaba ahora una erección descomunal. No debía de permitirlo, pensó, pero ya era demasiado tarde, no podía permitirse el sufrir una erección matutina, de hecho tenía prohibidas las erecciones sin el permiso expreso de Helena, pero el olor y la voz de su Ama le sobreexcitaban, en especial el olor de sus pies descalzos, además saberla desnuda, ahí, sobre la cama, claro que no se había atrevido ni a verla de reojo, no osaría a tanto. Descorrió las cortinas de la ventana más cercana y los rayos del sol de verano inundaron la habitación, el paisaje que se ofrecía era de una soberbia majestuosidad, el castillo, emplazado sobre la montaña, en una posición estratégica, ofrecía una vista completa, que abarcaba ladera abajo, densos bosques de coníferas, luego la gran ciudad moderna, con sus edificios, el puerto y por fin el mar. Era una visión digna de ser inmortalizada por un artista.
    
    -¡Acércate, Tom! -Ordenó la joven autoritaria.
    
    El hombre se dirigió a la cama, y ...
«12»