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Un poco de agua y una moto pueden hacer la diferencia
Fecha: 28/06/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos
... y sus piernas buscaron mi cintura fui con ella hasta la orilla donde la recargue en una piedra plana y empecé a bombear lento primero abriéndome camino en su interior sintiendo como mi verga la recorría centímetro a centímetro cada vez mas rápido y profundo me gusta como su cuerpo reacciona ante esas embestidas. En minutos nos fuimos acercando al clímax mi boca en sus pezones y su boca en mi oído, yo mordiendo ella diciendo que no parara, pidiendo mas velocidad y fuerza. Cada vez más fuerte justo en el lugar donde ella explota entraba y salía una y otra vez, una y otra vez hasta que una fuerte y certera embestida la hizo gritar mi nombre sus piernas temblaron y mi espalda sintió el rigor de sus uñas que se aferraron al placer, solo alcance a entrar en ella dos veces mas antes de venirme dentro de ella aun estábamos abrazados cuando nuestra respiración se normalizó, salimos del agua y comimos un poco de fruta y bebimos un poco de agua antes de volvernos a comer. Con un trozo de naranja exprimí jugo en tus senos mismo ...
... que corrió hacia tus piernas Lamí, Lamí como un poseso hasta quitar todo el jugo de tu cuerpo pase por tus pechos y baje a tu ombligo justo cuando iba a llegar a tu sexo me detuviste, me miraste y me dijiste que me recostara con una pícara sonrisa, obedecí y tus manos buscaron mis manos y testículos jugabas con ellos y tu boca cada vez se acercaba mas a la cabeza una imagen gloriosa, podía sentir tu lengua como recorría todo lo largo mientras tu mano apretaba la base lo lamiste todo y de pronto tus labios se posaron en el chupaste y lo metiste todo en tu boca cuando sentí que me vendría en tu boca tú también sentiste y te detuviste solo para subirte encima mío y llevar ahora el ritmo mientras mis manos se aferraban a tu cintura aumentaste el ritmo y yo besaba tus pechos cada vez que bajabas mi orgasmo fue asombroso fuerte y caliente tú no paraste hasta alcanzar tu satisfacción y solo entonces te tumbaste junto a mi en mi pecho. Nos cobijamos con la manta y dormimos hasta que el hambre nos despertó ya era hora de volver a casa.