1. El regalo


    Fecha: 02/08/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... creo que la excitaba mas el verse así abierta de piernas frente a mí con todo aquello dentro que el propio bate en sí. Seguí dándole un buen rato, mi raja ya goteaba de nuevo. Le pedí a Leo irnos a la cama para estar más cómodas, yo me lleve el vibrador y nada mas tumbarnos en la cama ella me pidió que continuase con el bate y le metiese el vibrador por detrás. Me negué rotundamente, no quería acabar la noche en urgencias. Ella me lo pedía por favor de una manera que era muy difícil decir que no. Ana, me dijo, pídeme lo que quieras a cambio. Yo no pedí nada porque ya tenía todo lo que quería. Finalmente llegamos a un acuerdo. La situación era un poco grotesca pero también divertida. El vibrador acabo empotrado hasta el fondo en su culazo y el extremo mas delgado del bate en su coño. Aguantó varios minutos y acabó corriéndose envuelta en sudor, su cama estaba empapada, tuve que ayudarle a caminar hasta mi cama, sus piernas seguían temblando un buen rato después. Mi Leonor era una mujer agradecida y me obsequió con otra hora inolvidable, el último orgasmo de la noche fue mío, con el vibrador esta vez en mi culito y su mano por delante, con paciencia, con maestría, me llevó al paraíso.
    
    Estuvimos hablando un buen rato antes de dormirnos. Yo le di las gracias por el regalo y de repente se puso seria, casi trascendente, me dijo: Anita, te debo un regalo pero uno grande, lo más grande posible y aun así no conseguiré compensar todo lo que me has dado tú todos estos años, ...
    ... especialmente este último. Lo de esta noche ha sido muy divertido, hace tiempo que te había comprado el vibrador y quería dártelo de un modo original pero muy pronto espero ofrecerte algo que te haga tan feliz como tú me has hecho a mí. Yo sé cuando Leo dice algo en serio y me dejó descolocada. Su familia tiene muchísimo dinero, mis padres también tienen una buena posición, aunque a otro nivel, ninguna de las dos teníamos grandes necesidades materiales. Como a cualquier chica joven nos gustaba la ropa, y podíamos comprar toda la que necesitábamos, ambas teníamos coche, aunque solo los utilizábamos en verano, en fin, podría citar cincuenta cosas más que aunque ella me regalase no justificarían la trascendencia de sus palabras. Le hablé claro: Me asustas un poco cuando te pones tan seria. No soy desagradecida pero sabes que tu amistad es el mejor regalo que puedes hacerme. No necesito más. Quiero tenerte cerca el resto de mi vida, aunque te cases y tengas ocho niños yo quiero seguir ahí, seré la tía Anita, tu marido me odiará. Leo cambió su expresión y sonrió de nuevo. Vale tía Anita, me dijo, no tienes ni idea de lo que puede ser. No todo se compra y vende necesariamente. Te va a encantar y no me va a costar ni una peseta. Un perro!, exclame yo. Leo soltó una carcajada y gritó un largo No.
    
    Dormimos juntas y yo me dormí pensando en las palabras de Leonor, mi mejor amiga y también la persona más obstinada que conocía La conocía tan bien que sabía que ese regalo llegaría, tarde o ...
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