1. Una excitante sorpresa


    Fecha: 03/08/2023, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que me pidas- le respondiste y comencé a oírlo decir –siii, así, asiiiiii- tu solo jadeabas y se empezó a escuchar un chasquido, pude comprender que sonaba como si te diera nalgadas una tras otra, eran fuertes y muy seguidas. Lo escuche decir –esto quiero verlo- y encendió la luz.
    
    Tu estado de excitación hizo que no te percataras del cambio de luminosidad o si lo hiciste pero ya no te importaba, estabas muy abstraída dándole placer a ese hombre, al encender la luz vi que él seguía acostado boca arriba, pero ahora tu estabas arrodillada dándole la espalda y agarrada de sus piernas como a la altura de sus rodillas mientras subías y bajabas hundiendo su polla en lo más profundo de tu coñito y pude comprender que el ruido no eran nalgadas que te daba sino tus nalgas pegando en su pelvis con cada una de las embestidas que le proporcionabas. El tenía delante suyo tu cintura arqueada y tus nalgas que lo devoraban en cada movimiento, era algo digno de ver y seguro que no se arrepentía de haber encendido esa luz para verte.
    
    Asi como antes jugaba manoseando tus tetitas comenzó a hacer lo mismo con tus nalgas inquietas, se notaba que lo excitaban mucho y con razón porque siempre has tenido unas nalgas que dan ganas de comérselas o follarlas y si bien él y yo éramos los únicos que podíamos presumir de haberlas disfrutado seguramente a muchos más hombres habrán hecho fantasear. Las miraba como fascinado, las apretaba, las acariciaba, las separaba queriendo ver que más había y a ...
    ... todo esto tu no dejabas de moverte, te hizo ponerte de cuclillas sin dejar que su polla saliera de ti y se incorporó un poco, ya no estaba acostado sino que estaba sentado detrás de ti, te acaricio un poco la espalda y luego paso a tus tetitas, desde detrás de ti jugaba con ellas, no necesitaba verlas para hacerles lo que sabía que era lo que más placer te daba y se veía en tu cara que lo lograba.
    
    El ritmo de tus movimientos iba disminuyendo, era normal, llevaban más de una hora y media de sexo muy carnal, parecían dos animales en celo y eso tenía que hacerles sentir el cansancio, pero ni aun asi te detenías, el percibió esa bajada de ritmo y decidió hacer algo, te abrazo tomándote por las rodillas y pegando bien fuerte tu espalda a su pecho y sin sacar su polla de dentro de ti se giró quedando sentado al borde de la cama, bajo tus pies dejándotelos apoyados en el suelo y así comenzaste a moverte nuevamente, mas lentamente y esta vez haciendo círculos con tus caderas, ya no embestías su polla. Te abrazo desde atrás y se incorporó, quedando los dos de pie, te tomo de la cintura y comenzó a actuar el, era su turno de embestirte, te abriste un poquito más de piernas para que entrara en ti cómodamente y apoyaste tus antebrazos en el respaldo de la silla de la que habías agarrado un rato antes la toalla, recién ahora desde que se había corrido sobre ti el tomaba la iniciativa y en la fuerza de sus embestidas se notaba que le había servido descansar. Te follaba desesperadamente, no ...
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